Apenas un mes después de colgarse la medalla de bronce en el Mundial de Egipto, la selección española de balonmano volverá hoy miércoles a escena ante Eslovaquia en Bratislava, en un encuentro de la EHF Euro Cup que dará comienzo a las seis de la tarde y que permitirá a Raúl Entrerríos igualar, con un total de doscientos ochenta partidos, el récord de internacionalidades de David Barrufet.
Una marca que el capitán de los Hispanos superará el próximo sábado en el partido amistoso que los de Jordi Ribera disputarán con Argentina, vigente campeón panamericano, en el WiZink Center de Madrid.
Dieciocho años vistiendo la camiseta de los Hispanos en los que Raúl Entrerríos, que debutó con la selección en junio del año 2003, ha ganado prácticamente todos los títulos posibles, tras coronarse campeón del Mundo en el año 2005 y de Europa en los años 2018 y 2020, además de lograr el bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín.
Y es que Raúl Entrerríos, que aplazó un año el final de su carrera deportiva para poder disputar los Juegos de Tokio, no quiere despedirse de la selección sin lograr el oro olímpico que le falta en su palmarés.
Un objetivo que ha marcado la convocatoria de Jordi Ribera que no sólo aprovechará el duelo con Eslovaquia, como ha hecho con todos los partidos de la EHF Euro Cup, para preparar la cita olímpica, sino también para dar entrada a aquellos jugadores que deberán tomar el relevo en la selección tras los Juegos de Tokio.
Feliz y agradecido
“Para mi persona tener una trayectoria tan larga con la selección es único”
Raúl Entrerríos habló de lo que supone para él alcanzar el mayor número de internacionales con el combinado nacional en los encuentros que protagonizará esta semana ante Eslovaquia (hoy) y Argentina (el sábado).
“Las cifras son eso, cifras, pero el hecho de poder tener una trayectoria tan larga con la selección para mí es único. Es difícil imaginar cuando empiezas tu camino con el equipo nacional tener una experiencia tan larga como la que he tenido”, señaló el jugador asturiano.
El central del Barça se mostró feliz y muy agradecido por lo vivido con la selección española.
“Estoy muy agradecido de haber pertenecido y de continuar compitiendo con este grupo de amigos, con este grupo de grandes jugadores e intentar seguir cumpliendo objetivos hasta el último día”, añadió el jugador, que el pasado domingo se proclamó campeón de la Copa del Rey tras imponerse su equipo al Ademar en la gran final.
Jugadores como el joven central Ian Tarrafeta, que poco a poco se está convirtiendo en un fijo en los planes del seleccionador, o el primera línea Agustín Casado, que, a sus veinticuatro años de edad, disputará su primer partido con los Hispanos.
Tarrafeta y Casado tendrán la oportunidad de aprender de primera mano de un Raúl Entrerríos que no sólo dirige sobre la pista el juego de la selección, sino que en su condición de capitán marca el comportamiento de los internacionales españoles fuera de ella.
Regreso al combinado
Una circunstancia que se repite en el caso del defensor Miguel Sánchez Migallón, que regresa al combinado nacional cuatro años después, y que tendrá la posibilidad de empaparse del juego de Viran Morros, el ‘jefe’ de la defensa española.
Igualmente regresará ante Eslovaquia a una convocatoria el lateral derecho Eduardo Gurbindo, pieza fundamental en la conquista del Europeo de Croacia 2018, y que se perdió por lesión el último Campeonato de Europa y el último Mundial.
La presencia de Gurbindo, un jugador que destaca por su polivalencia, puede comenzar a dar pistas sobre la lista para los Juegos de Tokio, en los que Jordi Ribera tan sólo podrá contar con catorce jugadores, dos menos que en los Mundiales y Europeos.
Casado
El primera línea, que cuenta con veinticuatro años de edad, disputará esta tarde ante el combinado nacional de Eslovaquia su primer partido con los Hispanos. El jugador andaluz milita este curso en el Logroño tras fichar del Nava.
Una mezcla de juventud y experiencia con la que España tratará de sumar su primer triunfo en una EHF Euro Cup, de la que los Hispanos son los vigentes campeones, tras perder en sus dos primeros enfrentamientos ante Hungría y Croacia, en sendos choques condicionados por las ausencias provocadas por la pandemia de coronavirus.