El coronavirus está marcando la vida del planeta desde hace un año. Una de sus últimas víctimas ha sido Fernando, el padre del jugador de tenis de mesa paralímpico Alberto Seoane.

Un palista que siempre se ha caracterizado por su gran capacidad para superar las adversidades. Y en este caso también está dispuesto a hacerlo. A pesar de que esta malísima noticia llega en la cuenta atrás de su lucha por volver a unos Juegos, su motivación “no cambiará, él no querría eso. Él querría que fuese a otros Juegos”, señalaba ayer.

Alberto reconoce que “estos días no estoy entrenando, y aún tardaré en volver. Pero iré poco a poco, pensando en jugarme la clasificación a partir de junio”.

El jugador coruñés recuerda que “mi padre ya estuvo en los Juegos de Río para verme. Fue un orgullo para él ver a su hijo en lo más alto”.

Todo un camino que empieza cuando Alberto era muy niño “y mi padre me regaló unas palas de juguete”. Con él practicó en las instalaciones del Sporting Club Casino. “Después ya me tomé más en serio el tenis de mesa y empecé a jugar en el Club del Mar. Y él se vino conmigo. En el Club del Mar era director de la escuela de buceo y perteneció a la junta directiva”.

Así que no duda en reconocer que Fernando tiene una buena parte del mérito de los éxitos de su hijo. “Como tengo una discapacidad, siempre se preocupó mucho de hasta dónde podría llegar. Siempre me decía que si me caía, como cuando aprendí a andar en bici, que me levantase”.

Alberto indica que su madre tiene con él un rol “más de protegerme. Mi padre, en cambio, era mi referente, el que me animaba”.

De Fernando también destaca que “era una persona muy vinculada a la ciudad. Como mi abuelo, como yo... Coruñeses de toda la vida”.

Y manda una buena reflexión para todos. “Da igual la persona, todos estamos expuestos al coronavirus. Mi padre no fumaba, no bebía. A nivel de los pulmones, perteneciendo a una escuela de buceo, estaba perfecto. Pero ya ves”.