En esta ocasión, después de doce asaltos de absoluta batalla sin respiro, los jueces decretaron vencedor por mayoría a Álvarez, una decisión que no sólo fue discutida por muchos, sino que incluso provocó que Golovkin (que ya había manifestado sentirse “robado” en el primer combate) abandonase el cuadrilátero visiblemente desencantado, evitando hacer declaraciones a los medios. Personalmente le entiendo pues jugando a ser juez, cosa que no soy y disculpen el atrevimiento, me pareció que Golovkin debió ganar 115-113, aunque hubo varios asaltos difíciles de puntuar, que podrían haberse decantado hacia cualquier lado.
Para el kazajo, que acumulaba veinte defensas de su título y el reinado más longevo de la historia, no debe ser fácil asumir esta primera derrota de su carrera, cuando la decisión resulta tan discutible. Y cuando todo el ambiente de este combate estaba enrarecido por pequeños detalles. Cosas como que siendo el Campeón invicto, fuese Golovkin el primero en subir al ring, o que en las negociaciones previas se zanjase que se llevaría un porcentaje menor de las ganancias que Canelo (respaldado por ser “más taquillero” gracias a los millones de compatriotas amantes del boxeo). Por no hablar de que veníamos de una sanción de Canelo por positivo en clembuterol, con la consiguiente sanción que impidió que este combate se celebrase ya en mayo.
En el haber de Canelo hay que destacar un planteamiento muy valiente, no rehuyendo entrar al intercambio de golpes, y empezando claramente al ataque en los primeros asaltos, frente a un Golovkin excesivamente centrado en el jab, casi sin atreverse a lanzar la derecha. No obstante a medida que llegábamos al ecuador de la pelea, empezaba a percibirse el cansancio del mexicano (pese a ser mucho más joven que su rival) y sobre todo el mayor daño que entrañaban los golpes de su oponente. Golovkin creció a medida que avanzó la pelea, acabó fuerte y resultó bastante superior en los asaltos del séptimo al undécimo.
En el duodécimo y último envite llegó un intento de reacción de Álvarez, que exhibiendo una mandíbula granítica (en esta pelea recibió varios impactos con perfume de cloroformo) se lanzó al ataque y claramente ganó ese último episodio, antes de que los jueces publicasen el resultado. Uno de ellos decretó empate. Los otros dos, 115-113 a favor de Álvarez. Polémicas al margen, es indiscutible que la pelea respondió plenamente a las expectativas, con dos colosales guerreros que lo dieron absolutamente todo. Por eso mientras una esquina celebraba el resultado y otra lo maldecía, rondaba en el aire una pregunta ¿Para cuándo la tercera parte?