El plan trazado por Tito Ramallo parecía claro: cometer el menor número de errores en defensa, mantener la organización en defensa y tratar de salir a la contra para sorprender un Guijuelo que tampoco se encontró cómodo y fue incapaz de hacer fluir el balón. La posesión, al término de los primeros 45 minutos, fue ligeramente (53%) favorable a los coruñeses, que no obstante tampoco pusieron en muchos aprietos a los locales.

Fue un primer acto bastante decepcionante en el que en ningún momento se desataron las hostilidades y en el que el respeto comandó en todo momento.

Con todo, hubo alguna que otra ocasión digna de mención, como la que tuvo nada más comenzar el Guijuelo y que auguraba un partido, cuando menos, divertido. Juanra, tras un pase atrás de Manu Fuster, puso a prueba los reflejos de un atento Pedro López.

La segunda mitad trajo consigo similares derroteros, aunque quizá fue el Guijuelo quien, espoleado por los suyos, trató de acercarse más al área coruñesa.

Así, en el minuto 48 Dimas se plantó solo ante Pedro López, que se impuso en el mano a mano con el jugador guijuelense. En el 60 fue otra vez el equipo de Ángel Sánchez el que buscó el primero de la tarde con un centro de Raúl desde el flanco derecho al que no llegó Carmona.

El Fabril no encontraba la manera de combinar y únicamente en alguna acción aislada de May o en balones largos que no encontraban destinatario, se basaba su ataque. Los verdes apretaron el acelerador y aumentaron su presencia en la zona de castigo gallega. Manu Fuster, con un disparo de la frontal, volvió a avisar. En el 65 lograron desarbolar definitivamente la retaguardia del filial, al que le tocó entonces remar contracorriente.

Llegó el tanto chacinero en la segunda jugada de un córner en la que Razvan puso el cuero en el segundo palo y ahí remató de cabeza Jonathan para superar un Pedro López que nada pudo hacer. El conjunto blanquiazul entonces buscó rápidamente la réplica mediante un disparo que se marchó por encima del travesaño de Joni Montiel y, poco después, con un nuevo testarazo de May al que no logró dar la dirección deseada.