El cuatro de junio de 2016, Jordi Bargalló se despedía del Liceo y de su afición. Fue su última comparecencia en Riazor, pista a la que regresa seis meses después, con motivo del partido que el equipo verdiblanco y el Oliveirense disputarán el sábado a las siete, correspondiente a la cuarta jornada de la Liga Europea.
"Deseo que el partido pase cuanto antes. No me hace gracia jugar en Riazor con una camiseta que no sea la del Liceo. Pero en la vida hay cosas que cuesta hacerlas y simplemente hay que afrontarlas", comentaba ayer esta leyenda del liceísmo.
De todas formas, llegará a la pista herculina sin estar al cien por cien de forma. "Precisamente en el partido contra el Liceo en Oliveira de Azemeis (disputado el pasado 17 de diciembre) sufrí un esguince de tobillo. Me estoy recuperando, aunque ya jugué en Liga Portuguesa el pasado fin de semana".
Pero ha querido ver el lado bueno de este percance, al asegurar que "me ha ayudado a centrarme en la recuperación y a no pensar demasiado en todo lo relacionado con el partido frente al Liceo".
El choque del sábado lo puede afrontar el cuadro portugués con mucha tranquilidad. Bargalló y sus compañeros tienen prácticamente en el bolsillo la clasificación. "Necesitamos un punto en tres partidos. Pero no nos fiamos. Queremos asegurar la clasificación cuanto antes. Porque si no lo consigues en el primer partido imagina que tampoco lo hagas en el segundo... y cuando te quieres dar cuenta estás metido en problemas. Así que cuanto antes lo hagamos, mejor".
Pero Jordi Bargalló sabe que no será fácil puntuar ante el Liceo en Riazor, y más con la mala racha que llevan los hombres de Carlos Gil, con tres derrotas y un empate en los últimos cuatro partidos, entre OK Liga y el torneo continental.
"Conozco bien a los jugadores que siguen allí y también el ADN de la entidad. Por eso prefiero un Liceo que esté alegre, después de obtener buenos resultados, que no el que nos vamos a encontrar el sábado. Cuando el Liceo está herido, y además en un partido ante sus aficionados, es un rival todavía más peligroso".
EL RECIBIMIENTO
El Liceo-Oliveirense no será un partido más. La afición sin duda dedicará aplausos no solo a Jordi Bargalló, sino también al coruñés Pablo Cancela, como siempre que pisa Riazor.
Para el de Sant Sadurní, "la afición es un arma de doble filo. Espero un recibimiento con mucho cariño. Pero eso hará que el partido no sea nada fácil para mí". Y es que Jordi Bargalló nunca ha ocultado su amor por A Coruña. "Es la ciudad en la que nacieron mis hijos. Voy a un sitio que me gusta mucho y que llevo muy adentro. De hecho, siempre que puedo me acerco desde Portugal para ver a los amigos que dejé por A Coruña".
Así que Bargalló está encantado de regresar a la ciudad herculina, pero no tanto por el hecho de enfrentarse al Liceo en Riazor, donde vivió algunos de los mejores momentos de su carrera.