A imagen y semejanza del preso interpretado por Paul Newman en ‘La leyenda del indomable’, con la misma perserverancia y tozudez, el aficionado deportivista de Buenos Aires Álvaro López Quartara protagonizó el sábado una gesta de primera magnitud.
Este hincha con raíces gallegas en A Coruña e Irixoa se encomendó a la Virgen de Luján para solicitar la reacción de un RC Deportivo sumido en una profunda depresión.
Para ello decidió peregrinar desde Liniers (Buenos Aires) hasta la Basílica de Nuestra Señora de Luján —donde el mismísimo Maradona solicitó también la intercesión divina antes del Mundial de 1986—.
La friolera de 70 kilómetros del tirón. Un desafío que completó tras 15 horas y media de sufrimiento y hasta dos desmayos en los metros finales. Desobedeciendo a varios galenos que le recomendaron que se detuviese, llegó deshidratado a su ‘meca’. Para recuperarse precisó de dos días de hospitalización y cuatro litros de suero líquido inyectado.
“Fue un recorrido muy duro, lo hice para animar al Deportivo, que vean que desde el otro lado del mundo sentimos el club y para que el Depor salga adelante; la afición va a ser la que nos va a salvar sin duda este año”, significó.
“El Depor debe estar al menos entre los seis primeros, es el objetivo”, agregó.
Álvaro López narra los momentos más duros de su peripecia. “En los últimos 15 kilómetros sentí muchos síntomas de agotamiento, los músculos de las piernas estaban durísimos, decidí descansar un rato y perdí el conocimiento dos veces, con sendas caídas; en una de ellas me golpeé en la cabeza; varios médicos me atendieron y quisieron impedirme seguir, pero me hice el despistado y continué”, señaló.
“Lo hice por los colores y les pido a los jugadores que le echen las mismas ganas que le eché yo; me gustaría agradecer el apoyo de mis amigos deportivistas, los de la peña Chaflán, y todos los que me animaron”, sentenció.