Con esos antecedentes bien presentes, el equipo gallego encaró la última eliminatoria de ascenso consciente de que cualquier error se paga caro. Sólido y expeditivo atrás, el Compostela tiró de galones en la primera media hora imprimiendo un ritmo de juego alto y concediendo la posesión a su rival pero no las ocasiones de peligro. De hecho la primera llegó del bando visitante al borde del minuto 11 a través de una falta cometida sobre Primo que Alex Ares envió por encima de la meta de Rodri.

Sin ocasiones dignas de mención, el peligro del Salmantino llegó casi siempre por banda y con centros cerrados que la zaga santiaguesa se encargó de neutralizar. Dos de ellos salieron de las botas de Ortiz, el primero atajado por Lucas, mientras que el segundo no fue aprovechado por Garban tras una buena acción colectiva de todo el Salmantino. Para entonces no acertaba a hacerse con el mando el equipo de Pablo Cortés, acostumbrado a tener que remar cada partido con el marcador en contra. Le sucedió con el Mutilvera, también con el Poblense, y en esta ocasión la premisa se cumplió tras un gol cuando el partido se encaminaba al descanso.

El tanto para el Compostela llegó en una jugada por banda derecha entre Saro y Rubén que saca un centro al segundo palo para que Naveira, libre de marca, marque de cabeza su primer tanto de la temporada. 

El tiempo de descanso dio paso a un cambio de actitud por parte de los locales, apocados y excesivamente contemplativos hasta entonces y mucho más incisivos y con mayor mordiente en la reanudación. Y tanto va el cántaro a la fuente que el empate terminó cayendo en una nueva acción de Amaro que la pone al segundo palo para que Ortiz haga el gol. No cambió nada el tanto en las filas del Compostela que, lejos de reaccionar, se replegó en su área con la única misión de achicar agua y capear el temporal en espera de que escampara. El Compos vuelve a tener la opción de sentenciar su clasificación donde más le gusta, en San Lázaro.