Fueron poco más de doscientas personas las que, desafiando a las gélidas temperaturas, acudieron al Pabellón Municipal de Cerceda para presenciar una velada organizada ‘ex aequo’ por los clubs Stadium y Tae Box. Su tenacidad y afición se vieron recompensadas con ocho combates que depararon sorpresas y polémica.

Abrieron las hostilidades Sergio González y Adrián Molina, en el que respectivamente era segundo y tercer combate de ambos. Sergio empezó más activo y conectando más que Adrián, agazapado y esperando a la contra durante los dos primeros asaltos. El guion cambió en el tercero, con Molina al ataque y González pasándolo mal, a pesar de que los jueces le decretaron vencedor en decisión dividida. 

El segundo choque enfrentó al debutante Adrián Barbeito con David López, púgil al que el Spartan Team Tomiño convocó para suplir la baja de Fabián Montenegro, y que disputaba su segunda pelea. Barbeito, con la ventaja de un mayor alcance, llevó la iniciativa al principio y aunque al final tuvo que esforzarse en repeler los peligrosos crochés de López, los jueces le declararon como unánime ganador. 

Segunda victoria
Llegó entonces el turno de ver al jovencísimo dominicano Jony Wilker (16 años), que lleva ocho meses en Lugo, y entrenado por Rocky Álvarez ha saldado con victorias los dos combates que ha disputado. En el del sábado ganó por decisión unánime a Cristian Patiño, peleador local zurdo que afrontaba su tercera pelea, donde acusó no encontrarse cómodo en las distancias más cortas. En ellas Wilker estuvo más fuerte, provocando cuenta de protección a su rival en cada uno de los dos primeros asaltos (a costa eso sí de recibir advertencia por golpes antirreglamentarios).

Lucha cerradísima
El siguiente envite, entre Sergio Varela y Adrián Señarís, resultó cerradísimo y la decisión dividida a favor de Varela demostró en cierta forma que pudo ganar cualquiera. Sergio, con guardia zurda, aprovechó el mayor alcance al inicio y conectó más. Pero en el segundo asalto fue superado claramente por el infatigable Señarís, capaz de descargar larguísimas combinaciones de golpes sin mostrar síntomas de fatiga. Incluso acabó más entero el tercer episodio (donde a Varela le permitió tomar aire un parón para ajustar el casco). 

En el quinto combate, vimos la reaparición de Darío Ferradás (sobrino de Pedro, histórica figura del boxeo gallego), que lograba una difícil victoria ante el lucense Óscar Rey. 

Los dos reaparecían tras larga inactividad, pero a ninguno se le notó, protagonizando durísimos intercambios. Ferradás ballesteó mucho y bien, pero incluso así quedaba expuesto a los temibles crochés de derecha de Rey, que siempre se mostró peligroso. 

Muchas infracciones
A continuación subían al ring José Luis Álvarez ‘Rocky Junior’ y Javier Cordero, para un combate extraño, marcado por las infracciones señaladas por cabezazo a Cordero en el primer y segundo asalto. Desnortado ante un Álvarez solvente, y que aumentaba el ritmo progresivamente, Cordero se quedó sin aire y el árbitro decidió, creo que con buen criterio, poner fin prematuro al combate.

La velada terminó con decisiones controvertidas. Por una parte, Javier Martín fue descalificado en el tercer y último asalto de su pelea con Abdel Ben, después de que el árbitro le advirtiese (e incluso le quitase un punto, ya en el segundo asalto) por entrar con la cabeza. 

Esta decisión no fue entendida por el sancionado ni tampoco por buena parte del público, a pesar de que es un hecho que la pelea estaba siendo muy trabada por este motivo, y que esta decisión probablemente evitó accidentes innecesarios.

En el último combate de la noche, el arteixán Diego Cruz se enfrentaba a David Díaz, que venía de proclamarse recientemente Campeón Gallego de Full Contact, pero se adentra cada vez con más decisión en el boxeo. 

Al púgil de Narón seguramente le aporte moral la victoria obtenida aquí a los puntos, pero lo cierto es que resultó muy extraña la “unánime” decisión de los jueces del combate, ya que muchos vimos como ganador al ‘Carneiro’ Cruz (que tumbó a Díaz en el primer asalto, y casi siempre supo anticipar y esquivar sus derechas), en una pelea que en todo caso ofreció un buen espectáculo y ganas de ver una revancha.