París 2024 | Lluvia y fuego en una larga y original apertura
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París 2024 | Lluvia y fuego en una larga y original apertura

París 2024 | Lluvia y fuego en una larga y original apertura
Zinedine Zidane entrega la antorcha olímpica a Rafael Nadal

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Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó en la ceremonia de apertura los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.


Lo único que no podía controlarse, la lluvia, se presentó sin permiso, empapó de forma inclemente a deportistas, artistas, público y autoridades y deslució el espectáculo.


Sin solución por parte de los organizadores para este imprevisto, los deportistas que llegaron al estadio tras recorrer en barco seis kilómetros del Sena aguantaron de pie, mojándose, a que llegasen el resto de delegaciones.


Las embarcaciones que los transportaron aceleraron visiblemente la velocidad  sobre la marcha para arribar cuanto antes al destino. Los voluntarios repartieron en el Trocadero ponchos de plástico entre los deportistas.


Unas 600.000 personas asistieron en directo a la ceremonia, 300.000 en gradas y otras tantas desde balcones y viviendas.


El presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró inaugurados los Juegos a las 22.53, tres horas después de que comenzase la ceremonia. La proclamación precedió al momento más esperado de la ceremonia, el encendido del pebetero. En un secuencia memorable, Zinedine Zidane, Rafa Nadal, Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis se pasaron la antorcha olímpica camino del pebetero de los Juegos de París. La leyenda del fútbol francés apareció en el Trocadero y entregó el fuego de a Nadal, que avanzó hacia el Sena y tomó allí una barca. En ella le esperaban Serena, Comaneci y Lewis.


De vuelta a tierra firme, este quinteto de estrellas entregó la antorcha, que fue portada por distintos deportistas franceses. Tras varios relevos, la tea acabó en manos del judoka Teddy Riner y la exatleta Marie-José Perec, quienes lo llevaron hasta un globo aerostático, que ejerció de pebetero. El fuego olímpico lo hizo elevarse al cielo de París, antes de ser anclado al lugar donde estará los próximos 15 días.  

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