El breaking, conocido popularmente como breakdance, está a punto de hacer historia. De sus inicios como danza urbana en las vibrantes calles del Bronx a debutar en escenario deportivo más prestigioso del mundo, los Juegos Olímpicos de París 2024, como disciplina de élite. Pero, ¿qué es exactamente el breaking?
Origen y trasformación. Nacido en la década de 1979 en el barrio neoyorquino del Bronx surge como una forma de expresión para jóvenes afroamericanos y latinos durante el auge del hip-hop, ofreciendo una voz creativa a comunidades marginadas. A lo largo de años de evolución y profesionalización se ha trasformado hasta convertirse en una disciplina deportiva.
La competición. Se estructurará en batallas uno contra uno, donde los competidores, conocidos como b-boys y b-girls, demostrarán sus habilidades en rondas de eliminación directa. Un total de 32 breakers, 16 mujeres y 16 hombres, se enfrentarán en duelos en un escenario circular, acompañados por la música de un DJ y los ánimos de un maestro de ceremonias. Los atletas utilizarán una combinación de fuerza, acrobacias, improvisación y coordinación al ritmo de los ‘break beats’ en un intento por conseguir los votos de los jueces.
La fase clasificatoria se dividirá en cuatro grupos de cuatro y en ella cada participante tendrá dos pases de aproximadamente 60 segundos ante su oponente. Al final de estos duelos, los dos mejores de cada grupo disputarán la ronda final, en la que cada bailarín realizará tres pases.
Evaluación de los jueces. Un cuadro de mínimo cinco jueces (siempre impares) evaluará a los participantes con el sistema de puntaje denominado Trivium Judging System, desarrollado por la Federación Mundial de Danza (WDSF) en base a los siguientes criterios principales: la técnica, donde influye el control del cuerpo del atleta; el vocabulario, los movimientos que realicen en diferentes posiciones; la ejecución y su fluidez; la musicalidad, es decir, la forma que adapta la coreografía al ritmo; y la originalidad, lo nuevo que pueda aportar la actuación del deportista. Cada categoría evaluada representa entre un 15 y un 20 % de la puntuación final, la cual determinará la posición del bailarín en cada ronda.
Clasificación. De las 32 plazas disponibles, dos estaban reservadas para el país anfitrión, Francia, y otras cuatro fueron asignadas por una comisión tripartita bajo el criterio de universalidad.
Para poder optar a una plaza de universalidad, los atletas participaron en las series de clasificación olímpica y quedar entre los 32 primeros en la final. Las restantes se decidieron a través de las plazas que otorgaron en el Mundial de la WDSF en Lovaina (Bélgica), los Juegos Continentales, y las series de Clasificación Olímpica que se celebraron en China y Hungría.
Calendario y sede. Las pruebas serán el viernes 9 para las b-girls y el sábado 10 para los b-boys, en la Plaza de la Concordia. Esta elección, en lugar de un estadio tradicional, rinde homenaje a los orígenes urbanos de la disciplina.
Debut y futuro. Durante mucho tiempo, el breakdance se desarrolló principalmente en torno a asociaciones y eventos privados. En 2018 hizo su debut olímpico en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires y, tras su éxito, fue incluido en el programa deportivo de París 2024. Sin embargo, su presencia olímpica será breve, ya que no estará en Los Ángeles 2028, según decidió el comité organizador.
Talento latino. En el panorama latinoamericano, los bailarines Alvin (Colombia) y Leony (Brasil) participarán en la competición masculina, mientras que la colombiana Luma lo hará en la femenina. Ningún español logró clasificarse para el debut olímpico del breaking. El único con posibilidades era el b-boy Xak, quien estuvo cerca de lograrlo en las Series de Clasificación Olímpica en Budapest, pero se quedó a las puertas.
Captar audiencia. Junto con la escalada deportiva, el skateboarding y el surf, que hicieron su debut en la pasada edición en Tokio 2020, la inclusión del breaking en la competición olímpica responde a la estrategia del COI de intentar captar la atención de audiencias más jóvenes. Según su presidente, el alemán Thomas Bach, “estos deportes no solo contribuyen a equilibrar el programa olímpico en términos de género, sino que también lo hacen más juvenil y urbano, permitiendo conectar con las nuevas generaciones”.