Nadal dirá adiós a la competición en la final de la Copa Davis que se disputará en Málaga del 19 al 24 de noviembre.

 

En el vídeo, Nadal aparece serio y emocionado pero tranquilo, aunque se le quiebra ligeramente la voz como se refiere a su esposa y a su padre.

 

En español, y con subtítulos en inglés, Nadal se dirige a familiares, rivales, equipo y aficionados para agradecerles su papel en su carrera.

 

Sus palabras están acompañadas de imágenes de los grandes momentos de su trayectoria deportiva y vital.

 

El vídeo comienza con un suspiro de Nadal, tras el que una voz en off pregunta '¿Estamos listos?', antes de que el ganador de 22 Grand Slams empieza a hablar.

 

Este es el texto íntegro de su mensaje:

"Estoy aquí para comunicaros que me retiro del tenis profesional. La realidad es que han sido unos años difíciles, estos dos últimos especialmente. Creo que no he sido capaz de jugar sin limitaciones. Es una decisión que evidentemente es difícil, que me ha llevado tiempo tomarla, pero en esta vida todo tiene un principio y un final y creo que es el momento adecuado para poner punto y final a lo que ha sido una carrera larga y mucho más exitosa de lo que jamás me hubiera podido imaginar.

Me hace muchísima ilusión que mi último torneo sea la final de la Copa Davis y representando a mi país. Es cerrar el círculo, ya que una de mis primeras grandes alegrías como tenista profesional fue la final de Sevilla en 2004. Me siento súper, súper afortunado por todas las cosas que he podido vivir. Quiero agradecer a toda la industria del tenis, a todas las personas que engloba este deporte. A mis compañeros durante tantos años, especialmente a mis grandes rivales. He pasado muchas horas con ellos y he vivido momentos que voy a recordar por el resto de mi vida.Hablaré de mi equipo, se me hace un poco más difícil, porque ha sido una parte muy importante de mi vida. No son trabajadores, son amigos, y han estado a mi lado en todos los momentos en que realmente los he necesitado. Momentos muy malos, momentos muy buenos, momentos en los que han tenido que apretar, en los que han tenido que aflojar...Hemos vivido tanto juntos que es difícil explicar.

La familia lo es todo para mí. Mi madre, creo que ha hecho todos los sacrificios que tenía que hacer para que nosotros lo tuviéramos todo. Mi mujer, Meri. Llevamos 19 años juntos. Gracias por todo lo que has hecho, creo que has sido mi compañera de viaje perfecta durante todos estos años de carrera. Volver a casa y ver cada día cómo está creciendo mi hijo ha sido ha sido una fuerza que me ha mantenido vivo y con la energía necesaria para continuar.Mi hermana, hemos mantenido siempre una relación increíble. Mi tío, es la razón por la que empecé a jugar al tenis. Gracias a él he podido superar muchas situaciones que han sido difíciles en mi carrera deportiva. Y mi padre, que ha sido una fuente de inspiración en todos los sentidos, ha sido un ejemplo de esfuerzo, de superación. Muchísimas gracias a mi padre de manera muy especial.Y por último, vosotros, los aficionados. No tengo manera de agradeceros lo que me habéis hecho sentir. Me habéis dado la energía que he necesitado en cada momento. Realmente todo lo que he vivido ha sido un sueño hecho realidad. Me voy con la tranquilidad absoluta de haber dado el máximo, de haberme esforzado en todos los sentidos. Solo puedo terminar diciendo mil gracias a todos y hasta pronto".

 

 

La irrupción de Rafael Nadal en el circuito era un hecho. Tras dar sus primeros pasos como profesional, de conquistar, en Sopot, en el 2004, el primer título de su carrera, abrió su cosecha en los Grand Slam. Ausente por lesión en París un año antes, no dio tregua y con 19 años y dos días inició su reinado en Roland Garros. Llegó al evento como un tiro. Con los trofeos ese año en Costa Do Saouidpe, Acapulco, Masters 1000 Montecrlo, Barcelona y Masters 1000 de Roma. Ganaba todo el balear que proporcionó aire fresco al tour.

Ganó sucesivamente a Lars Burgsmuller, Xabier Malisse, Richard Gasquet, Sebastian Grosjean, a David Ferrer en cuartos, y al número uno, Roger Federer, en semifinales. En la final, batió al argentino Mariano Puerta en cuatro mangas (6-7, 6-3, 6-1 y 7-5).Nadal, que llegó como cuarto favorito al torneo, frustró la irrupción del tenis argentino, dominador hasta ese momento sobre arcilla con jugadores como Guillermo Coria, Gastón Gaudio o el propio Mariano Puerta.

 

Nadal ya estaba consolidado entre los grandes del circuito. Nadie podía hacer frente al español en polvo de ladrillo donde acumulaba once títulos en esa superficie antes de afrontar otra final en París para retener su corona. Ya había, sin embargo, ganado tres eventos en pista dura. En Pekín, en Dubai y, sobre todo, en el Masters 1000 de Madrid en un partido memorable.Llegó a la final de Roland Garros del 2006 con sesenta victorias seguidas en tierra. Como rival, Federer que ya acaparaba éxitos en el Abierto de Estados Unidos, el Abierto de Australia y wimbledon y aspiraba a reunir las coronas de los cuatro majors. Ganó el primer set 6-1 pero Nadal, que había dejado en el camino a Robin Soderling, a Kevin Kim, Paul Henri Mathieu, Lleyton Hewitt, un incipiente Novak Djokovic y a Ivan Ljubicic antes de remontar a Federer (1-6, 6-1, 6-4 y 7-6)

 

Sin rival en tierra batida, asentado como el rey de la arcilla y con el número uno del mundo a tiro, Nadal logró su tercer Roland Garros y su tercer título de Grand Slam tras ganar a Roger Federer. Crecía una rivalidad eterna. El suizo, el mejor entonces sin discusión, veía que no podía triunfar en tierra y reunir todos los Grand Slam en su historia. Se interpuso otra vez el manacorí.De nuevo, Nadal llegó a París con los éxitos bajo el brazo de Montecarlo, Roma y Barcelona. Dejó fuera, uno por uno, a Juan Martín del Potro, Flavio Cipolla, Albert Montañés, Lleyton Hewitt, Carlos Moyá y Novak Djokovic. En la final, otra vez Federer, primer cabeza de serie. Venció Nadal, otra vez en cuatro sets (6-3, 4-6, 6-3 y 6-4).

 

Fue el año en el que Nadal alcanzó la cima de la clasificación mundial. Lo hizo tras los Juegos Olímpicos de Pekín, donde logró el oro. Antes, en París, consiguió un nuevo Grand Slam, el cuarto de su carrera, también en Roland Garros. Fue la final que terminó por hundir a Federer, al que apabulló, ante el que se exhibió. No perdió un solo set Rafael Nadal durante el torneo. Volvió a ganar en semifinales a Djokovic y en la final, el español arrasó. El helvéitco solo pudo anotarse cuatro juegos. El español venció por 6-1, 6-3 y 6-0.

 

A la tercera fue la vencida para Rafael Nadal en el All England Club. Tras perder dos finales en el Grand Slam de Londres, en el 2006 y 2007, ambas contra Roger Federer, logró por fin su primer gran éxito fuera de la tierra. Fue en una de las mejores finales de la historia que se recuerdan. Un partido dramático, que tuvo que interrumpirse más de una vez por la lluvia. Fue un partido interminable. Resuelto a cinco sets. Lo tuvo ganado el español que se impuso en los dos primeros parciales. Y también perdido cuando el número uno le igualó al conquistar los dos siguientes. Al final, reinó en la hierba londinense al vencer por 6-4, 6-4, 6-7(5), 6-7(8) y 9-7.

 

La primera vez que Rafael Nadal conseguía morder el trofeo en Melburne. Fue el éxito de la tenacidad. Un triunfo que logró, en cinco sets, en otro cara a cara eterno con Federer, después de una épica victoria en semifinales contra su compatriota Fernando Verdasco, en otro de los momentos memorables que se recuerda en el tenis español. Tardó Nadal en sobrevivir del choque ante el madrileño cinco horas y quince minutos y llegó con cansancio acumulado a un duelo con Federer que había sufrido un esfuerzo mucho menor. A pesar de eso, ganó Nadal por 7-5, 3-6, 7-6, 3-6 y 6-2. Rafael Nadal se convirtió en el primer español, masculino o femenino, en ganar el Abierto de Australia.

 

Fue el reencuentro de Nadal con el éxito en París después de dos años. La revancha del balear ante el tenista sueco, con el que perdió en los octavos de final del 2009 y fue inesperadamente eliminado. Recuperó la normalidad Rafael Nadal que afrontó la cita con los títulos de Madrid, Roma y Montecarlo. No cedió un set ante de alcanzar una final en la que puso las cosas en orden. Ganó a Soderling por 6-4, 6-2 y 6-4 y conquistó el primero de los tres Grand slam que logró en este 2010. Recuperó el número uno del mundo.

 

Una lesión en el 2009, tras la derrota en Roland Garros, habían apartado a Nadal de la posibilidad de defender la corona de Wimbledon ganada en el 2008. Dos temporadas después, restablecido, alargó su buena racha en el All England Club a catorce victorias seguidas y levantó su segundo trofeo. No hubo color y mientras España se acercaba al éxito en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica, Nadal conquistaba Wimbledon por segunda vez. Venció a Bredych, verdugo en rondas anteriores de Roger Federer y Novak Djokovic, por 6-3, 7-5 y 6-4.

 

Una temporada casi impecable para Rafael Nadal que logró tres de los cuatro Grand Slam en una misma temporada. Por primera vez en su carrera el balear demostró que su tenis no era solo para tierra y consiguió el éxito en el cemento de Flushing Meadows. Rafael Nadal tumbó al especialista en pistas duras Novak Djokovic al que ganó en la final por 6-4, 5-7, 6-4 y 6-2 y se erigió, con veinticuatro años en el jugador más joven, y el sexto en la histora, en lograr los cuatro majors a lo largo de su carrera.

 

Rafael Nadal rompía barreras. Una tras otra. Igualó ese año el registro histórico del legendario Bjorn Borg y sumó su sexto trofeo de los mosqueteros. No tuvo un camino fácil con tenistas como Soderling y Andy Murray en semifinales. Las previsiones aventuraban una final con novak Djokovic, intratable, que permaneció el curso invicto hasta que Federer le ganó en semifinales. Nunca pudo, sin embargo, el suizo con Nadal en París. La cuarta final entre ambos en la tierra frances fue también para el jugador español que ganó por 7-5, 7-6, 5-7 y 6-1. Fue el décimo título del Grand Slam para el jugador español.

 

Nadal se encargó de frenar la dinámica imparable de Novak Djokovic ya asentado como uno de los grandes del tenis mundial y que pretendía lograr los cuatro majors en un mismo año. El serbio se había convertido en una bestia negra para el balear. El serbio fue el verdugo del español en tres Grand Slam consecutivos.Fue un partido decisivo complicado, interrumpido por la lluvia que obligó a que la resolución del título fuera en lunes y que consiguió amarrar Rafael Nadal que evitó la reacción de su adversario. Nadal encontró el alivio ante un jugador inabordable y se impuso por 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5. Hasta Nadal, nadie había ganado siete Roland Garros individuales.

 

En uno de los mejores años de Rafa Nadal, la final de Roland Garros, la que le proporcionó su octavo título en París y su duodécimo Grand Slam, el balear alzó el trofeo tras un último partido donde su superioridad fue evidente. Venció a su compatriota y amigo David Ferrer después de pasar por encima de jugadores como Fabio Fognini, el japonés Kei Nishikori o el suizo Stanislas Wawrinka. El obstáculo fue en semifinales, ante Djokovic, al que superó después de más de cuatro horas y media y cinco sets, el último resuelto a favor del español por 9-7. En la final, arrolló a Ferrer (6-3, 6-2 y 6-3). Se convirtió en el primer jugador en lograr ocho veces el mismo torneo del Grand Slam.

 

El segundo éxito en Nueva York tuvo un valor añadido para la puja entre Nadal y Djokovic. El serbio parecía haber tomado la medida del tenista balear al que se había impuesto en la mayoría de los cara a cara de los dos años anteriores. Sin embargo, en Flushing Meadows, mantuvo el tipo el español que consiguió vencer en la final, en cuatro mangas (6-2, 3-6, 6-4 y 6-1), lograr su decimotercer Grand Slam y demostrar al balcánico, en plena pujanza, que estaba dispuesto a defender y mantener su espacio.

 

Los duelos ante Novak Djokovic ya eran un clásico en el circuito. Nadal demostró que la tierra es su hábitat y se hizo fuerte otra vez en París a pesar de que, en esta ocasión, tuvo que remontar el buen arranque del balcánico. Nadal había logrado ganar el Masters 1000 de Madrid pero perdió con el serbio la final de Roma lo que parecía estrechar las distancias en polvo de ladrillo. En el camino del español, superó, entre otros, a Dominic Thiem, a Dusan Lajovic, a David Ferrer y en semifinales a Andy Murray. El número uno estaba en juego en la final ante Djokovic. Y el español lo conservó. Por décimo año seguido, el jugador de Manacor conseguía obtener un Grand slam. Venció por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4.

 

Rafael Nadal superó uno de sus momentos más complicados. Cuando parecía que su luz se apagaba, sin títulos ni finales del Grand Slam en 2015 ni en 2016, emergió de nuevo y reconquistó París. En el 2015 fue eliminado por Djokovic en cuartos de final y en el 2016 se retiró lesionado. Ganó su décimo Roland Garros. Llegó a la capital francesa como antaño. Con los éxitos en Montecarlo, Barcelona y Madrid y con evidencias de recuperación tras los problemas físicos de años atrás. Dejó atrás a los españoles Roberto Bautista, Pablo Carreño y el austríaco Dominic Thiem, verdugo de Novak Djokovic, y en la final a Stanislas Wawrinka al que venció por 6-2, 6-3 y 6-1 con una evidente autoridad.

 

Novak Djokovic, lesionado, se perdió el último Grand Slam de la temporada. Nueva York apuntaba a una final entre Nadal y Roger Federer. El balear, de vuelta, aspiraba otra vez a un torneo en pista dura, después de más de tres años. Nadal se deshizo de Juan Martín del Potro, verdugo de Federer, en las semifinales y se topó con el sudafricano Kevin Anderson en la final. Ganó sin contratiempos el balear por 6-3, 6-3 y 6-4 y amplió su cosecha de grandes.

 

Llegó el español a París otra vez como dominador en arcilla con los trofeos de Barcelona, Montecarlo y Roma. Todo había vuelto a la normalidad. Además, Roger Federer fue baja y Novak Djokovic de vuelta tras un período lesionado, no era un aspirante claro. La puja por el título llevó a Nadal a un cara a cara con Thiem, catalogado en ese momento como su heredero por la destreza en arcilla. Además, semanas antes, el manacorí había perdido con el vienés en la Caja Mágica, en el Masters 1000 de Madrid. Pero Roland Garros es otra cosa y la revancha de Nadal fue clara. Se impuso el español por 6-3, 6-4 y 6-2 y amarró un nuevo éxito.

 

Nadal había empezado a dosificar sus compromisos, sobre todo en arcilla, en los momentos previos a París. Este año, solo ganó en Roma. Era el resurgir de Novak Djokovic asentado como el más fuerte del circuito. Daba la sensación de ser el momento del serbio. De otro mano a mano entre el español y el balcánico. Mientras Nadal se mostraba sólido y dejaba en el camino, en semifinales, con una gran autoridad a Roger Federer, Djokovic se quedaba en el camino. Perdía con el emergente Thiem que de nuevo alcanzaba la final.

No hubo revancha para el austríaco que aunque hizo más frente al español, cayó en cuatro sets (6-3, 5-7, 6-1 y 6-1). Rafael Nadal se erigió en el primer jugador de categoría masculina o femenina en ganar doce veces un mismo Grand Slam. Por delante de la legendaria Margaret Court.

 

Otro de los partidos memorables, épicos, en la leyenda de Rafael Nadal. Una de las mejores finales de los últimos años. Medvedev asentado entre los mejores del mundo, llamado a cuestionar al ‘big three’ daba la sensación de ser intratable en pista dura. Nadal tomó ventaja y se apuntó los dos primeros sets. Pero el moscovita reaccionó y ganó los dos siguientes. Cuando parecía que la remontada del ruso era una realidad, emergió de nuevo el español para evitar el triunfo de su rival y amarrar el éxito, el cuarto, en Nueva York. Ganó por 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4. Tras casi cinco horas de final, Nadal sumó su decimonoveno Grand Slam.

 

Todo fue extraño ese año, el de la pandemia. Se disputó en octubre en lugar de junio, en otoño, con más frío. Todo había cambiado menos el ganador en la final. Fue uno de los triunfos más claros del español sobre el serbio, que encajó un rosco de entrada. Nadal superó uno por uno a jugadores como un incipiente Jannik Sinner. Pero en la lucha por el título, no hubo color. El nivel de Nadal fue el de las mejores ocasiones y se impuso por 6-0, 6-2 y 7-5 para sellar su vigésimo Grand Slam.

 

Una épica remontada ante el tenista ruso, en un momento que devolvía al español a una final de un Grand Slam después de un año y tres meses de ausencia de disputar por un trofeo grande. Fue en el Melbourne Park, donde levantó un partido que tenía perdido y que logró ganar. Se impuso por 2-6, 6-7, 6-4 6-4 y 7-5 y logró su vigésimo primer título major. Récord. Tras cinco horas y media de lucha se convirtió en ese momento en el jugador con más títulos de la historia.

 

No falló otra vez en la final el tenista español que se hizo con un título con el que pocos contaban al principio. Ni siquiera era el primer cabeza de serie. Convivía con el dominio implantado por Novak Djokovic y la irrupción de Carlos Alcaraz. Rafael Nadal dosificaba al máximo sus presencias. Engrandeció su leyenda con otro éxito en París tras vencer a Felix Auger Aliassime y, en semifinales, aprovechó el abandono de un gran Alexander Zverev, que se lesionó, para situarse en la final y no desaprovechar la ocasión. Ganó el título tras vencer con rotundidad al noruego por 6-3, 6-3 y 6-0. 

 

Además, Rafael Nadal disputó otras ocho finales de Grand Slam que no logró ganar: Wimbledon 2006 (derrotado por Federer), Wimbledon 2007 (derrotado por Federer), Wimbledon 2011 (derrotado por Novak Djokovic); Abierto Estados Unidos 2011 (derrotado por Novak Djokovic); Abierto Australia 2012 (derrotado por Novak Djokovic); Abierto Australia 2014 (derrotado por Stanislas Wawrinka); Abierto Australia 2017 (derrotado por Roger Federer); Abierto Australia 2019 (derrotado por Novak Djokovic).