Sin haber cumplido una semana de su éxito en Wimbledon, aún con los ecos de la repercusión del triunfo encima, Carlos Alcaraz vuelve a poner en orden el raquetero y a cerrar de nuevo su maleta para dejar otra vez El Palmar y poner rumbo a Niza, donde disputará desde el viernes, la Copa Hopman.
Será el número uno del mundo la base del equipo español que afronta esta competición, clásica tiempo atrás en el calendario tenístico pero desplazada en el 2019 por la Copa ATP. Alcaraz formará conjunto con Rebeka Masarova, de 23 años y situada en el puesto 72 del ránking femenino. Iba a ser inicialmente Paula Badosa la que formara tándem con el murciano. Pero la recaída de su lesión en la espalda, precisamente en Londres, la dejó fuera de la competición. Masarova es su sustituta.
Alcaraz aparca la hierba de las últimas semanas que terminaron con los éxitos en Queen's y Wimbledon, quinto y sexto título del 2023 y duodécimo ya en su carrera, para regresar a la tierra, a la arcilla de las pistas del Nice Lawn Tennis Club de Niza, que acoge a seis selecciones, divididas en dos grupos de tres, con la final del domingo como objetivo, entre los campeones de cada una de las ternas.
Apenas ha tenido tiempo para descansar el número uno del mundo que llegó a casa en la tarde noche del lunes. Casi ni pudo saborear con sus vecinos, expectantes, inquietos ante la llegada de su ídolo, el gran éxito obtenido el domingo pasado frente a Novak Djokovic en el All England Club.
Unos pocos días de normalidad, de cierto anonimato, de rutinas, de vida hogareña y otra vez de vuelta a la actividad.
La temporada sigue para el número uno del mundo que resume lo que va de 2023 en 47 victorias y solo cuatro derrotas. Seis títulos alumbran el medio año que ha atravesado el jugador de veinte años, la sensación del circuito: a los dos logrados en Queens, Alcaraz añade los de Buenos Aires y Barcelona además de los Masters 1000 de Indian Wells y Madrid.
No pisa la superficie de polvo de ladrillo el jugador murciano desde que cayó en las semifinales de Roland Garros, el pasado 9 de junio, ante Djokovic. Un mes y medio después, Alcaraz efectúa un nuevo trasvase de suelo para defender al equipo español en la Copa Hopman, que regresa cuatro años después aunque en una época y un escenario diferente.
Nació la Copa Hopman en 1989 y durante tres décadas se jugó, ininterrumpidamente, hasta el 2019, en Perth, en Australia, entre diciembre y enero. Era un evento que servía de preparación para el inicio de cada nueva temporada. En pista dura. Pero en el 2020 fue suprimido y la Copa ATP ocupó su lugar.
Tres años después de su última edición, la Copa Hopman regresa. Ahora es en Niza, sobre tierra, con seis equipos, divididos en dos grupos de tres. El primero accede a la final del domingo. El evento echó a andar el miércoles, con el duelo entre Dinamarca, liderada por Holger Rune, y Suiza. Ganó el cuadro helvético que fue el vencedor de la competición en las dos últimas ediciones, en el 2018 y 2019 de la mano de Roger Federer y Belinda Bencic.
Suiza acumula cuatro títulos. Igual que España que consiguió su último trofeo en el 2013 con Fernando Verdasco y Anabel Medina. Ambas selecciones están lejos de Estados Unidos, el país con más títulos. El cuadro norteamericano, ausente en esta edición, acumula seis copas y otras tantas finales, aunque el último fue en el 2011.
España está encuadrada en el Grupo B. Entrará en acción Alcaraz el viernes, contra David Goffin, representante del combinado belga. Mientras Masarova jugará ante Elise Mertens. La selección de Croacia, integrada por Borna Coric y Dona Vekic, completa la terna.
Por el otro lado, junto a la Dinamarca de Holger Rune y Clara Tauson, están Francia, con Richard Gasquet y Alizé Cornet, y Suiza, formada por Leandro Riedi y Celine Naef.