Vingegaard hinca la rodilla
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Vingegaard hinca la rodilla

Vingegaard se vio contra las cuerdas ante el acoso del belga Remco Evenepoel, tercero, que amenaza su segundo escalón en el podio final
Vingegaard hinca la rodilla
Jonas Vingegaard | EFE

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Las lágrimas de Jonas Vingegaard tras cruzar la meta de Isola 2.000 eran ya un síntoma de que el danés había hincado la rodilla. Superado en casi 2 minutos por el esloveno Tadej Pogacar, con el que ya pierde más de 5 en la general a falta de dos etapas para el final, el ganador de las dos últimas ediciones confirmó que el maillot amarillo no está ya en su punto de mira.

 

Más aú, Vingegaard se vio contra las cuerdas ante el acoso del belga Remco Evenepoel, tercero, que amenaza su segundo escalón en el podio final, por lo que aseguró que todos sus esfuerzos irán ahora a mantener esa posición.

 

"La lucha por la victoria final se ha terminado, pero la defensa del segundo puesto no", dijo el corredor que el pasado lunes aseguraba aún que no había venido al Tour a ser segundo.

 

La ruta hacia Isola 2.000 le convenció de lo contrario. Preparó una táctica ofensiva, con dos escuderos, el estadounidense Matteo Jorgenson y el neerlandés Wilko Kelderman, escapados desde el ascenso al Col de la Bonette, el techo del Tour.

 

Pero enseguida se dio cuenta de que sus piernas no respondían para atacar y el Visma cambió el plan: objetivo no perder tiempo con Evenepoel.

 

El belga olió la debilidad de su rival y aunque no pudo seguir a Pogacar impuso un ritmo fuerte para tratar de distanciarlo. Vingegaard se aferró a su rueda como una última meta en este Tour. Fue el símbolo de su derrota.

 

Así cruzó la meta, derrotado, dando la mano a Evenepoel, incapaz de mostrar la entidad de un doble ganador del Tour. Se abrazó a su esposa, embarazada de su segundo hijo, su confidente, la persona con la que siempre habla al final de cada etapa. Y ahí aparecieron las lágrimas de la impotencia.

 

Menos de dos minutos y dos duras etapas

El danés tiene ahora 1.58 de renta con el blega y dos difíciles etapas para defenderlo. Este sábado con tres puertos de primera y meta en el Col de la Couillole y el domingo en una exigente crono entre Mónaco y Niza donde el belga sacará sus galones de campeón del mundo de la disciplina.

 

El panorama del danés ha cambiado radicalmente y del discurso ofensivo que mantenía hasta ahora ha pasado a otro de resistencia.

 

"Ya lo había dicho al principio del Tour, tras mi caída no sabía cómo iba a comportarme en la tercera semana. Dije que sería una locura luchar por la victoria con solo mes y medio de entrenamiento. Y lo he logrado dos semanas", señaló.

 

Vingegaard sufrió una dura caída en abril en la Vuelta al País Vasco que le mantuvo 33 días hospitalizado. Una tara de la que pensaba recuperarse a medida que pasaran las etapas en el Tour, pero la distancia con Pogacar ha ido en aumento.

 

"Yo no creo que él haya estado más fuerte en Isola 2.000 de lo que estuvo en Plateau de Beille. Pero yo he estado mucho más débil", indicó.

 

La imagen de campeón herido que dejó Vingegaard atizó la ambición de Evenepoel, que si hace unos días aseguraba que el segundo puesto le parecía inalcanzable, ahora lo ve posible.

 

"Creo que esta etapa marca un punto de inflexión en mi carrera", dijo el belga en Isola 2.000. Reputado por bajar rendimiento en la alta montaña, el campeón del mundo contra el crono firmó una gran etapa en tres puertos por encima de los 2.000 metros de altura, lo que acabó de convencerle de que algún día puede ganar el Tour, como ya hizo en la Vuelta de 2022. 

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