El ciclista Federico Martín Bahamontes, el primer español que ganó un Tour de Francia y conocido con el sobrenombre de El Águila de Toledo, ha fallecido hoy en Valladolid a los 95 años, según ha informado el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez.
Bahamontes logró 74 victorias como ciclista profesional.
Velázquez, a través de sus redes sociales, ha informado también de que el Ayuntamiento de Toledo ha decretado dos días de luto oficial por el fallecimiento de Bahamontes, Hijo Adoptivo de la ciudad. Las banderas del Ayuntamiento ondean ya a media asta, tras confirmar la muerte del legendario ciclista en Valladolid, donde ha pasado sus últimos años, según informa el consistorio toledano.
Bahamontes, nacido en el pequeño pueblo toledano de Santo Domingo Caudilla (9 de julio de 1928), a unos 30 kilómetros de la capital, cuyo verdadero nombre era Alejandro, aunque un hermano de su padre se empeñó en que se le llamara Federico, estuvo en activo entre 1954 y 1965, etapa en la que logró un total de 74 victorias, la más importante el Tour de Francia (1959).
Su primer oficio fue aprendiz en un taller de carpintería, pero al poco se fue a otro taller, de bicicletas, que regentaba su antiguo ídolo local Moisés Alonso, labor que compaginó como repartidor de varios comercios, para los que siempre usaba por las empinadas calles toledanas, el preludio para desarrollar sus innatas condiciones escaladoras.
Comenzó su carrera como aficionado con 19 años, casi por casualidad, y logró su primer triunfo con una bici de paseo que había comprado por 150 pesetas (menos de un euro). El Lechuga, mote heredado de su abuelo, que le encajaba por su trabajo en una frutería, tuvo que esperar dos años (1949) para hacerse un nombre al triunfar en el Trofeo Luis Guijarro' y en la Vuelta a Ávila.
Ese 1953 participó por primera vez en la Volta a Cataluña para dar el paso al profesionalismo al año siguiente. Se ubicó en Barcelona y fichó por el equipo de Santiago Mostajo, para lograr el primer podio internacional en la subida al Mont Agel, en Mónaco.
Ya 'fichado' por el seleccionador nacional, Julián Berrendero, logró sus primeros éxitos en las altas cumbres francesas en su primera presencia en el Tour (1954), convirtiéndose en 'rey' de la montaña, que repitió en otras cinco ocasiones (1958, 1959, 1962, 1963 y 1964).
Un año más tarde se estrenó en la Vuelta a España, pero no pudo participar en el Tour por una enfermedad, aunque se tomó la revancha al año siguiente cuando se empezó a forjar la aureola de escalador de lujo, que confirmó con un cuarto puesto final en la general individual.
En 1957, acabó segundo en la Vuelta a España y, ya bajo el apodo de El Águila de Toledo con el que le denominó el diario 'L'Equipe', se retiró en la novena etapa del Tour, si bien en la siguiente edición se sacó la espina al ganar la montaña y acabar sexto en la general.
Fue en 1959 cuando, de la mano de Fausto Coppi, que le convenció de fichar por su equipo, el 'Tricofilina', logró su mayor éxito: el Tour. En esa edición, pese a no ser favorito, sentenció el primer triunfo nacional en Francia tras una larga escapada en los Pirineos y una cronoescalada en Puy de Dome.
Tras un mal 1961, con retirada en el Giro, no compareció en el Tour, donde sí estuvo en 1962, año en que los equipos nacionales dieron paso a las escuadras comerciales.
Fichó por el equipo francés Margnat-Paloma y en un Tour que dominó Jacques Anquetil se enfundó de nuevo el maillot de la montaña, ganó una etapa y acabó cuarto de la general.
El año siguiente, se vio relegado por Anquetil a la segunda plaza en el Tour y en 1964 Bahamontes finalizó tercero, por detrás de Anquetil y Raymond Poulidor, en edición en la que se adjudicó su sexto y último título de la montaña, y ganó dos etapas.
En su última campaña como profesional, 1965, terminó décimo en la ronda nacional y no pudo finalizar la ronda gala.
La última de sus 74 victorias, antes de colgar la bicicleta, fue en la Escalada a Montjuic (Barcelona), el 12 de octubre de ese año.
Ya retirado -sólo volvió a montar una bicicleta en público en un homenaje fúnebre al conquense Luis Ocaña, ganador del Tour de 1973 que falleció en 1994- Federico se centró en gestionar su tienda de bicicletas y ciclomotores en Toledo desde 1966 hasta que cerró en 2004, y se convirtió en organizador de la Vuelta a Toledo durante 50 años, hasta 2015.
En 2013, coincidiendo con el primer centenario del Tour, recibió un homenaje de la organización en el que se le nombraba oficialmente el mejor escalador de la historia de esa competición.
Está previsto que sus restos mortales descanses en el cementerio municipal de Toledo. “Llevó siempre a esta ciudad en el corazón y ahora son muchos los toledanos que no lo olvidarán y lo mantendrán vivo en su recuerdo”, ha dicho el alcalde de la ciudad.