La selección española femenina de balonmano se tuvo que conformar finalmente con la novena plaza en el Europeo de Eslovenia, Macedonia y Montenegro, tras caer este miércoles por 36-23 ante Francia, en un choque en el que las “Guerreras” abatidas por la imposibilidad de pelear por el quinto puesto, se vieron claramente superadas por la unidad “B” del equipo francés.
La contundente derrota (42-25) encajada por Montenegro ante los Países Bajos y que obligaba a España a vencer, nada más y nada menos, que por quince tantos al todopoderoso conjunto francés, cayó como una losa sobre las de José Ignacio Prades, que arrancaron la contienda algo alicaídas.
Todo un problema cuando enfrente se encuentra un rival de la talla del equipo francés, las vigentes campeonas olímpicas, pese a que el preparador galo Olivier Krumbholz, con el billete ya asegurado para las semifinales, dejó en la grada a piezas clave como la portera Cleopatre Darleux o la pivote Pauletta Foppa.
Pero la unidad “B” de las “bleues” se mostró claramente superior a un equipo español, que se comportó excesivamente blando en defensa y desacertado ante la portería rival en ataque.
Pegada a la línea de seis metros, la defensa española permitió a las “cañoneras” francesas gozar de la distancia necesaria pare exhibir su potencial de lanzamiento en cada ataque.
Un problema al que sumar la falta de efectividad en el lanzamiento del conjunto español, que pese a generar situaciones de gol, se empeñó en errar un lanzamiento tras otro.
Tal y como les recriminó el seleccionador español José Ignacio Prades, que tuvo pedir con urgencia a los once minutos un tiempo muerto para evitar que el encuentro se acabase (6-3) antes casi de empezar.
“En ataque tenemos que meter alguna. Llevamos cinco o seis lanzamientos que los regalamos”, reclamó Prades.
Pero ni así mejoró su efectividad el conjunto español, que tan sólo anotó nueve de los veintidós lanzamientos que intentó en la primera mitad y eso que la guardameta francesa Floriane Andre tan sólo atajó dos balones en los primeros treinta minutos de juego.
Fallos y más fallos que Francia castigó con su veloz juego de transición lo que situó a las “Guerreras” con una desventaja de siete tantos (12-5) superados los veinte minutos de juego.
Una renta que no fue mayor por la buena actuación de la joven guardameta Nicole Wiggins, la gran revelación del conjunto español en este campeonato, que con sus ocho paradas impidió que la ventaja de Francia se disparase todavía más (17-9) al llegar el descanso.
Mejoró algo en el lanzamiento el conjunto español en la segunda mitad, pero la falta de agresividad en defensa de las “Guerreras”, que siguieron sin inquietar a las “cañoneras” francesas, impidió que la desventaja dejase de crecer (24-14).
Una diferencia que no dejó de crecer, pese a que Prades lo intento todo, pero ni el paso a una defensa abierta 5-1, ni, mucho menos, el ataque con siete jugadoras de campo, que sólo sirvió para que Francia marcase a puerta vacía, permitieron a España menguar la desventaja como reflejó el 36-23 final.