Los atletas kenianos fueron protagonistas absolutos de la edición número 45 de la Maratón de San Sebastián, en una prueba más lenta en hombres con la victoria del favorito Benson Tunyo y meritoria por desarrollarla totalmente en solitario de su compatriota Emma Cheruto, que logró la victoria en mujeres.
La climatología se alió con los corredores, con tiempo fresco pero sin viento y con un sol que era un aliado para templar la fría temperatura de primera hora de la mañana, lo incrementaba la ilusión de que pudiera caer algunos de los récord de esta maratón.
La prueba masculina, sin liebres, conformó inicialmente un grupo de cuatro atletas en el que estaban los tres candidatos a la victoria, con Geoffrey Yego, Kelvin Kimutai Muro y un Benson Tunyo Murkomen que presentaba el mejor tiempo entre todos los participantes procedentes de más de 60 países.
Se lo tomaron con calma los atletas africanos para autoimponerse un ritmo cómodo que, al kilómetro 15, se confirmó como muy alejado de las grandes marcas, de forma que con el intento de récord descartado la táctica de cada uno iba a ser determinante para proclamarse campeón de 2023.
El también keniano Moses Kimulwo sería acompañante hasta mitad de prueba, hasta que terminó por ceder y, a falta de 8 kilómetros, lo haría el joven Kimutai Maru, lo que dejaba el triunfo ya en un asunto exclusivo de dos corredores, mientras el guipuzcoano Imanol Larrañaga, de menos a más, pugnaba por el tercer puesto del podio en unos kilómetros finales excelentes.
Yego y Tunyo continuaron juntos unos kilómetros más hasta que el segundo de ellos aumentó el ritmo a 4 kilómetros del final y se marchó en solitario a cruzar la cinta en la meta del Boulevard de San Sebastián.
La prueba femenina no tuvo color porque desde la primera zancada Emma Cheruto Nwida marcó un ritmo tan alto que ninguna competidora pudo seguirle, ni siquiera su compatriota y máxima aspirante a la victoria, por la marca con la que llegaba a Donostia, la también keniana Leah Jerotich.
Jerotich cayó a las primeras de cambio y convirtió en un monólogo la carrera de Cheruto que, a pesar de ello, funcionó mejor en la lucha contra el reloj que la carrera de hombres e incluso durante algunos momentos soñó con poder acercarse al récord de esta prueba (2:23.09), aunque la falta de competencia le pasó factura en los kilómetros finales.
La competición de Cheruto se convirtió en una prueba contrarreloj que, ante la ausencia de presión, ya anticipaba que el registro en meta estaría lejos de la marca lograda la pasada temporada por su compatriota Rebbeca Sirwani, al superar el registro de la histórica española Ana Isabel Alonso en 1995. La riojana Esther Rodríguez sería segunda a gran distancia.