Se ha dicho todo del partido del Depor contra el Pontevedra. Ha habido críticas mordaces, pacientes y condescendientes. Ha habido quienes ya han prendido la luz del miedo, otros prefieren darle un poco más de tiempo al propio tiempo. Ha habido numerosos análisis tácticos del choque, estadísticas, porcentajes, secuencias… En fin, el fútbol de hoy.
Eso ya está todo dicho, sí. Mi reflexión va más por el lado emocional, por las sensaciones y sentimientos que la última batalla nos dejó.
En mí, esa baraja de sensaciones pasan por cierto grado de incomprensión por decisiones tomadas; enfado por no ver a mi equipo como mínimamente se le debe exigir; decepción porque nos han vendido de nuevo unas expectativas que por ahora no asoman; perplejidad porque aquí parece que nunca pasa nada; ineptitud porque las medidas tomadas antes los problemas no solucionan esos problemas; y tristeza de ver a una afición dándolo todo, día sí y día también, a cambio de casi nada.
Pero me queda otra sensación, la más preocupante si cabe, la de sentir que mi equipo está sobrepasado. Sobrepasado en el campo, en el banquillo y en los despachos.
Me voy a explicar. Sobre el campo, es obvio que no hay criterio definido. Y si lo hay, los jugadores aún no lo han asimilado. Se hace un planteamiento inicial bueno, a priori, (recordemos que el papel todo lo aguanta) pero después no se sabe jugar a ese juego. Sobrepasados.
En el banquillo se ve a Borja demasiado tenso. Pretende dar sensación de control, pero lamentablemente no atina. Lejos de conseguir que los rivales bailen al ritmo del Depor, de ganar la batalla estratégica, el equipo va a rebufo. Y eso a Borja se le atraganta. Sobrepasado.
Y en lo que se refiere a la tercera pata del banco, los despachos, no me gustaron nadita las declaraciones del Director Deportivo del Córdoba, que bien podía dedicarse a la suyo sin más, pero lo preocupante es que no tenga remilgos en hablar del Deportivo. Dos lecturas al respecto, el poco peso que tiene nuestra Secretaría Técnica y, lo que es peor, que quizás el tal Juanito no anda desencaminado. En definitiva, sobrepasados.
Quiera el caprichoso fútbol que el Depor gane en Balaídos el sábado porque si no el horizonte se antoja oscuro. Abro más la mano, quiera ese mismo dios fútbol que el Depor muestre una buena imagen aún sin puntos. Sobrepasados, no por favor.