Las fechas festivas en las que nos encontramos sirven para que los clubes se acerquen a sus aficionados con iniciativas como la que ayer programó el Liceo al organizar en el Palacio de los Deportes de Riazor una sesión de puertas abiertas a la que acudieron grandes y pequeños.
Estas actuaciones sirven para que los más jóvenes se identifiquen con sus ídolos al poder verlos de una manera más distendida, ya que la importancia de los partidos oficiales que se celebran durante la temporada en curso impide las más de las veces que la tensión se rebaje por lo mucho que está en juego. Además, estas ocasiones facilitan que la semilla del deporte impregne más en uno y no sería descabellado pensar que alguno de los futuros jugadores que formarán las plantillas de los primeros equipos de los clubes de A Coruña acudan a este tipo de eventos, como el de la citada instalación, en este caso para ver en acción a los actuales componentes del primer plantel de la entidad verdiblanca.
Está claro que para iniciarse en algo en la vida lo primero es que llame la atención y guste, a ello se une que se debe tener un modelo a seguir. Muchos de los jóvenes deportistas existentes en la capital herculina cuentan con iconos que tratan de emular al vestirse de corto para disputar el deporte que tanto les apasiona. Pero estos referentes no son solamente para la práctica deportiva al mostrar con sus comportamientos unos valores que acaban marcando a fuego el devenir de una persona.
Conozco a gente que al hablar de sus clubes y/o jugadores favoritos hacen como una declaración de principios al exhibir su modo de ser al reconocer el enorme vínculo que le une a la formación y atleta que tanto aman/admiran. Por supuesto que no es algo matemático y demostrado de forma científica, pero es evidente que tener una filia por algún equipo y deportista suele reflejar la personalidad de esa persona/aficionado ya que es el que más se le asemeja y que tanto le ha dejado huella.
Por ello es bueno mirar a los profesionales y tener el anhelo de alcanzar su forma de realizar las cosas, con pasión y tesón, donde no falte el esfuerzo y, de este modo, se podrán conseguir hollar cumbres que sin estos paradigmas tardarían en hacerse realidad. De lo contrario, en el peor de los casos, todo sería una mera utopía que dejaría todo como una simple fantasía.