Vamos a tardar años en olvidar al Eldense. El conjunto azulgrana es uno de esos clubes que se cruza en tu camino y se queda en tu mente para toda la vida, aunque hace un par de años ni sabías que existía y dentro de no demasiado tiempo seguramente tengas que ir a buscarlo en las clasificaciones de la Tercera o la Preferente valenciana. El equipo alicantino sigue vendiendo cara su piel. Carísima, a precio de visón. Los pupilos de José Luis Oltra tienen a media España mirando de reojo hacia su pequeña localidad. En Zaragoza, Burgos, Albacete, Cádiz, Málaga, Castellón, Eibar, Gijón y A Coruña, e incluso en Córdoba y Granada, no respiramos tranquilos. Y menos después de su victoria de ayer en La Romareda.
Elda es una localidad de poco más de 50.000 habitantes, que no es poca cosa, completamente pegada a Petrel —que tiene 34.000 vecinos— con un equipo que afronta su séptima temporada en la categoría de plata nacional. El Eldense ya había alcanzado la Segunda División en los años 50 y 60, aunque de aquella tenía trampa: estaba compuesta por dos grupos. El grueso de su existencia lo ha pasado en Tercera, donde ha competido durante 59 campañas.
Hace solo cuatro años, Pascual Pérez compró el club y lo convirtió en SAD. Pérez fue padre a los 14 años, después lo perdió todo y acabó fundando un imperio de la telecomunicación, Finetwork, una empresa a través de la cual ya se había asociado con la RFEF de Rubiales. Pérez ya ha amagado con dejar el club en varias ocasiones. Ahí sigue. Y quiere seguir. Lo está demostrando.