MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Víctor Sánchez: “A mi hija Helena, que tiene cinco años, le canto para dormir canciones del Deportivo”
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MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Víctor Sánchez: “A mi hija Helena, que tiene cinco años, le canto para dormir canciones del Deportivo”

MI VIDA EN BLANQUIAZUL | Víctor Sánchez: “A mi hija Helena, que tiene cinco años, le canto para dormir canciones del Deportivo”
Víctor, a la derecha junto a su padre en el estadio de Riazor CEDIDAS

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(Transcripción de Armando Palleiro)

 

Mi primer recuerdo del Deportivo es el ascenso que conseguimos en 1991, en el partido contra el Murcia en Riazor; yo era muy pequeño pero mi padre tenía cintas de vídeo grabadas de ese encuentro, de los reportajes que emitía sobre todo TVG, de la cubierta de la grada de Preferencia ardiendo, el gol de Stoja... todo eso me quedó grabado en el subconsciente. 


Años más tarde, cuando ya tenía algo más de consciencia, me acuerdo mucho de la noche del penalti de Djukic en 1994 porque mi padre estaba en el estadio y bajamos mi hermana y yo con mi madre a las puertas del estadio para esperarlo a él para la celebración y toda la fiesta. Tengo en mi mente guardados los sonidos de esa enorme decepción, desde afuera los lamentos de la grada, el típico puñetazo al portalón de la entrada al estadio. No entendía bien lo que pasaba porque nosotros íbamos a una fiesta y de repente todo se acabó.
 

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Cuando era muy pequeño, no podría precisar bien de todo la edad, asistí a mi primer encuentro en el estadio de Riazor; fui con mis primas y con mi hermana a la grada de General, la antigua curva. y estaba más pendiente de jugar con mis familiares en las varandillas de seguridad que del propio partido en sí, que no recuerdo bien cuál fue.
 

Cuando ya era algo mayor acudía a la grada de Marathón Superior en compañía de mi padre, siempre con el permiso del portero de turno, que me dejaba pasar arriba cuando mi carné era de General.
 

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Después a partir de cierta edad empecé a ir al fútbol con mi primo Jorge o también por medio de los carnés que me daban en el fútbol modesto porque jugaba en el Torre, siempre había algún carné para ir a la grada de Pabellón.

 

Felicidad indeleble

De todos los buenos momentos que he vivido de la mano del Deportivo me quedaría sin duda con la conquista de la Liga en la temporada 1999-00,  con el gol de Donato que me tocó vivir muy de cerca.
 

Mi primo y yo fuimos de los que pudimos saltar al terreno de juego para festejar el título. De hecho, me llevé como recuerdo un trozo de césped del campo de Riazor; lo llevaba como un tesoro en el bolsillo y cuando llegué a nuestra casa lo planté. Lo peor fue que en dos días se secó. También me pegué un baño en la playa de Riazor para celebrar la Liga.
 

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Tengo la espinita clavada de la Copa de 1995 porque yo era todavía muy pequeño; mis padres habían ido a la final del Bernabéu y mi hermana y a mí nos tocó quedarnos en la aldea, en casa de los abuelos; fuimos a la taberna a ver el partido y hubo un gran ambiente pero lo viví mucho más intensamente años después cuando alcanzamos la Liga.
 

En cuanto a las sensaciones negativas tengo que reconocer que lo pasé fatal con el primer descenso ante el Valencia, con Lotina de entrenador; creo que para gran parte de los de mi generación esa fue la noche más traumática.
 

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Teníamos en nuestra mano la capacidad para salvarnos, nunca creías que eso iba a pasar y por desgracia sucedió, el balón no pudo entrar y ahí acabamos muy tristes.
 

Para mí el deportivismo se define como algo propio, algo tuyo, cercano al sentimiento de familia que cada uno podemos tener. Es algo que te une con mucha gente que quieres y que estás orgulloso de conservarlo y expandirlo entre tus seres queridos. Como anécdota me gustaría decir que a mi hija Helena, que tiene cinco años, le canto para dormir canciones del Deportivo. 
 

La niña estuvo ya en dos partidos del Deportivo, entre ellos el del ascenso ante el Barcelona B; a las pocas semanas jugaba el Madrid la final de la Liga de Campeones y vio que sus jugadores estaban celebrando algo; inmediatamente se giró hacia mí y me preguntó: “¿el Madrid también ascendió?”.
 

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Durante todos estos años ha habido bastantes jugadores que me han impactado por su calidad pero mi preferido siempre ha sido Mauro Silva, un referente dentro y fuera del campo. Tal vez no era tan brillante como otros pero a lo largo de la historia, con el paso de los años, se demostró que hubo muy pocos hombres como él, que hayan dejado un legado tan fuerte.
 

He realizado muchos viajes con el Dépor durante toda mi vida pero el que más me marcó fue el de Logroño en la temporada que casi ganamos la Liga en 1994, había marcado Donato un golazo de falta.
 

Íbamos toda la familia y yo en el tren; recuerdo que el aire acondicionado me fastidió la garganta y todo el fin de semana anduve medio renqueante pero la alegría de ganar fue inmensa. Había un ambientazo que disfruté muchísimo, íbamos tantos vagones que no se veía el final del propio tren, era una pasada. Fue mi primer viaje deportivista y el que nunca olvidaré.
 

Después también estuve presente con mis padres en otras ciudades como Santander y con mis amigos y familia en Gijón, además de en otros destinos.
 

Esta temporada creo que tenemos que mentalizarnos de que el único objetivo es mantenerse, creo que al equipo no le falta nada, sino que se está asentando en la categoría. Acabo satisfecho cuando veo los partidos del equipo, ya que es ambicioso y pelea mucho, me veo identificado con ellos. Poco a poco debemos pensar en subir los próximos años. 

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