Sobre la visita esta semana de la delegación de la FIFA y de los países organizadores se podría escribir un best-seller. Quizás sea mejor dejarlo para cuando haya un final feliz para la candidatura mundialista coruñesa. O infeliz, que también puede ser. Para ello hay quien trabaja duro. Valencia se posiciona y muy bien para encontrar un espacio entre las sedes del torneo del año 2030. Tampoco les importa mucho a costa de quien. Y Vigo se ha encontrado con un importante aliado que en la visita a A Coruña no dejó espacio a la duda: los portugueses. A 160 kilómetros de Riazor se mueven entre bambalinas para estar atentos ante cualquier contingencia y han cerrado filas. Atrás quedan los tiempos en los que Celta y Abel Caballero iban en dirección opuesta. Marián Mouriño quiere el Mundial en Vigo y en estos momentos club y Ayuntamiento están alineados para conseguir ese objetivo.
