Que nadie se ofenda, por favor. El término fue acuñado hace algo más de una década y media, durante los años de gloria de ‘la Roja’: ‘la España de los bajitos’. Sí, eran bajitos. Algunos bastante, además. Xavi. Iniesta. Pedro. Cazorla. Silva. Jesús Navas. Se decía. Y nadie, por supuesto que ni siquiera ellos, se ofendía.

Ahora estamos ante el Dépor de los bajitos. Aunque finalmente ha salido Chacón, en su lugar ha llegado Juan Gauto. A su lado, David Mella, Mario Soriano y Yeremay. Cuatro bajitos, cuatro jugadores de mucha calidad. Cuatro grandes esperanzas. Démosles tiempo. Démosles confianza. Porque lo merecen. Porque han demostrado sobradamente sus cualidades y acaban de aterrizar en un nuevo planeta, en otra categoría en la que ya no valen algunas cosas, pero siempre valdrá la calidad. La apuesta es por ellos y el deportivismo debe ir a muerte con ellos. La inmensa mayoría de la afición ya ha demostrado que ha pasado página del turbulento episodio del pasado verano con Mario Soriano. Y deja claro día tras día que tienen depositadas buena parte de sus esperanzas y toda su confianza en Mella y Yeremay.

¿Y Juan Carlos Gauto? Pues las referencias son buenas. Participar en una Copa del Mundo sub-20 con una selección como Argentina no es poca cosa. Es un buen regateador, sobre todo en carrera, y un buen centrador. O sea, encarador y pasador, lo que ofrece un perfil ligeramente distinto al de Yeremay, que todavía está en proceso de afinar su última decisión, no tanto a la hora de definir sino a la hora de pasar la pelota. Es el momento del Dépor de los bajitos.