Vaya por delante que sigo pensando que lo de hoy es una humillación para un deportivista. La cuarta en dos temporadas, para ser más exactos. Enfrentarnos al filial del eterno rival, a ese al que le hemos ganado en partidos de Primera, llegando incluso a enfrentarnos siendo nosotros líderes y ellos segundos... Pues sí, es una humillación. Sinceramente creo que las tres humillaciones más grandes que he visto en Riazor fueron aquel 0-8 que nos metió el Barça en 2016, la vez que el eterno rival ganó el Teresa Herrera en el verano de 1999 y la derrota ante el filial vigués por 1-2 la temporada pasada.
Lo del Barça no es que tenga un pase, pero siempre se puede argumentar que en aquellos años el Madrid y el Barça conseguían goleadas escandalosas, día sí y día también, y que lo de Riazor fue un capítulo más. Lo del Teresa Herrera si te lo recuerda un aficionado vigués le puedes responder con un “ah, sí, fue el año que ganamos la Liga” y ya con eso lo dejas callado. Pero claro, lo del 1-2 eso sí que no lo puedes ocultar. Da igual que luego les ganáramos 0-3 o que este año empezáramos la temporada con un 5-0. Aquella humillación quedó ahí y sólo la podríamos neutralizar si algún día el Fabril les ganase a su primer equipo en Balaídos. Mientras tanto, pues ajo y agua. Es como lo del Centenariazo, que lo vamos a recordar 100 años, por lo menos. Y aún nos faltan 80.
Bueno, pues este año toca jugar allí otra vez. Y esta vez no iremos al campo de Barreiro. Parece que aún nos tienen cierta consideración y han puesto Balaídos como escenario del choque. He leído también que los socios pueden retirar entradas a 10 euros para llevar acompañantes y que hay mucha expectación por el encuentro. He estado consultando los aforos que ha tenido el Celta este año en su campo, ya sin restricciones de aforo, y miren ustedes por donde, no es descartable que al partido de esta mañana acuda más público que a muchos partidos de Primera que hayan jugado en Balaídos. Es posible incluso que tengan que retirar algunas lonas de esas que acostumbran a poner para disimular los espacios vacíos que tienen habitualmente. Desde luego que sí que sería objeto de estudio el que vaya más gente a un partido de Primera RFEF que a uno de la Primera División de toda la vida. Pero bueno, vamos a esperar a ver cuanta gente va al final y luego sacaremos conclusiones.
Ciertamente es un pena que no volvamos al campo de Barreiro. Este año no veremos la casa que había enfrente a la altura del centro del campo y que tenía ropa tendida. No veremos si siguen teniendo la misma ropa o si han renovado el vestuario la gente que vive allí. Y no sabemos si este año nos recibirán con aquellos simpáticos mariachis. Fue bastante gracioso aquello, la verdad. A mí, lejos de ofenderme, me pareció un detalle muy bueno. No nos engañemos, si fuese su primer equipo el que jugase en Abegondo haríamos algo parecido y nos faltaría tiempo para hacer cualquier chascarrillo. Mucho mejor esas bobadas que los enfrentamientos violentos que vemos por otras latitudes entre aficiones rivales.
Hoy es un día muy importante al margen de ser una humillación. Si el resultado es negativo incluiremos otra fecha negra a nuestra historia, además de olvidarnos del liderato y de mirar de reojo a lo que vienen detrás. En cambio, una victoria sería un chute de moral inmenso. Ganaríamos por segunda semana consecutiva, alejaríamos a un rival que viene por detrás, seguiríamos peleando por el liderato y oigan, que aunque sea el filial del eterno rival siempre es una victoria que sabe mejor. Ojalá los jugadores se den cuenta.
Y si hoy no hay mariachis pues que lleven a alguien más enxebre. A la Paris de Noia, por ejemplo.
