Sabíamos, porque él nos lo había dicho, que Lucas Pérez iba a hablar más a fondo acerca de su marcha del Deportivo y nos iba a dar todo tipo de explicaciones. Pues bien, esta semana lo ha hecho. Y ha sido con una contundencia que ninguno de nosotros esperaba. Ha dado todo tipo de explicaciones, ha desenterrado temas que a nadie le habría gustado airear, ha contado muchas cosas —quizás demasiadas— y a muchos nos ha dejado con la duda de si esta entrevista que ha concedido va a ser un punto y final sobre el tema de su marcha o solo un punto y aparte. O quien sabe, será tan solo un punto y seguido y a esto aún le queda cuerda para rato. Espero que no.
Atrás queda el asunto de su hijo del que no sabemos si se ha solucionado ni tampoco es asunto nuestro. Ahora el tema es bastante más serio y triste a la vez. Lucas tiene una denuncia contra él, presentada nada menos que por su padre y en la que éste le reclama una manutención de por vida. Independientemente del recorrido judicial que puede tener esa denuncia, que en mi opinión es que tiene muy poco, aunque los profesionales en derecho ya dirimirán este tema, el asunto reside en si son oportunas todas las explicaciones que nos ha dado Lucas y si es aconsejable airear estos temas de forma tan ostensible. Mi opinión es que no es lo deseable, pero, desgraciadamente, en algún caso es necesario. Vivimos en una sociedad donde el chismorreo y el cotilleo campan a sus anchas y un asunto de una denuncia de un padre a un hijo o de un hijo a un padre da para todo tipo de comentarios. No es difícil encontrar a gente que oye que unos hijos han denunciado a su padre y se prestan a marujeos varios sin ningún tipo de base ni información con el añadido de que esos marujeos siempre encuentran a otras personas a las que esas pseudoinformaciones les encantan y se las creen a la primera sin ni siquiera escuchar a la otra parte. Ese es el mundo en el que vivimos y del que Lucas ha creído oportuno defenderse y decir las cosas altas y claras para que todo el que quiera le escuche. Y claro, ahora faltaría escuchar a la otra parte, en este caso a su padre. O incluso también a su madre, ya que, según manifestó Lucas, también le envió un burofax pidiendo dinero cuando fichó por el Arsenal. Pero hasta ahora no han abierto la boca, que yo sepa.
El dinero… al final todo se reduce al dinero. Es posible que, como decía la famosa canción de Dire Straits, muchos piensen que Lucas y otros muchos futbolistas ganan dinero fácil sin casi trabajar, que es lo que decía ese tema refiriéndose a los músicos. Lucas Pérez no será una estrella mundial, pero ha llegado a jugar en Primera, en la Premier y en Champions gracias a su esfuerzo y a que en su día tuvo que ir a ganarse las habichuelas a Ucrania o a Grecia. Ahora, a sus 36 años, hasta se ha interesado por él un club que disputa la Champions. Algo de mérito y muchas horas de trabajo hay para que eso se produzca. Y un poco de talento también, claro.
Desconozco cómo fue la infancia de Lucas. No es asunto mío ni de nadie. Solo de él. Ha contado lo que a él le ha parecido bien y punto. Ojalá no tenga que contar nada más y su vida privada vuelva a ser eso, privada. Ahora bien, el poso que me queda a mí de este asunto es que posiblemente las cosas hubieran ido mucho mejor sin denuncias de por medio. Quién sabe, sabiendo el esfuerzo económico que hizo Lucas por venir a ayudar al Deportivo, no sería nada descartable que si su progenitor se hubiera dirigido a él de otra manera las cosas serían distintas. Posiblemente mucho mejores. Y es que vivir con una denuncia de tu padre, por muy injusta que sea, tiene que ser duro. Muy duro.