Es lo que sentimos muchos deportivistas a día de hoy. Que cada uno elija la que más le guste: si está expectante sin más, si ya se empieza a poner algo nervioso o si ya está en la fase de comerse las uñas.
Me refiero al tema de las nuevas incorporaciones y al de las nuevas equipaciones para la temporada que viene. Hasta esta misma semana poco se hablaba, estábamos todos muy centrados con la Eurocopa y con nuestra selección y lo único que nos desviaba un poco la atención era el tema de los abonos y -sobre todo- de sus precios. Pero ha sido arrancar la pretemporada y empezar a pensar en otras cosas.
Por un lado está el diseño de las equipaciones. Ha sido ver a los jugadores con esas camisetas de entrenamiento con esos detalles en rojo y empezar los comentarios acerca de las nuevas indumentarias. Es un poco curioso porque, más o menos, todos sabemos cómo va a ser el asunto: una será la primera equipación, con las rayas más delgadas, más gruesas, con los detalles que sean… Pero a la que yo solo le pido que las rayas sean verticales y no la aberración de las horizontales de la temporada 2019/2020.
Luego estará la de la bandera gallega que, lo mismo, un año fue con las mangas negras, otro con el himno impreso, otro con el mapa de la costa de Galicia… Y, por fin, la segunda equipación, que es ahí donde los creadores tienen un poco más de espacio para sacar la imaginación a paseo. Que si en verde, que si la Torre de Hércules o la amarilla de Brasil, que hay que reconocer que fue todo un éxito. Y la presentación de los tres modelos será de una en una y con unos días de diferencia. Y luego están los precios, que mucho nos quejamos, pero luego se agotan las camisetas. A mí me parecen carísimas, pero así es el mercado. Hay una demanda enorme que ha llegado a desbordar a la oferta y, en consecuencia, los precios suben.
Pasamos al tema de los fichajes. Cuando acabó la temporada en Primera RFEF empezaron las expectativas acerca de los jugadores que podrían venir. Luego nos fuimos calmando porque había que esperar a que acabaran las competiciones y era posible que algún jugador aún estuviera disputando algún objetivo con su todavía equipo. Luego continuamos con el tema de las renovaciones de nuestros mejores futbolistas, sobre todo los más jóvenes. Posteriormente con las rescisiones, para que no contaran para el famoso límite salarial. Pero ¿y ahora? Yo reconozco que he pasado de la expectativa a un poquito de impaciencia. Y espero no caer en el ansia viva. En el momento de escribir estas líneas aún no hay ninguna novedad salvo el regreso de Mario Soriano y su renovación, así como el fichaje de Luis Chacón.
También he dicho muchas veces que no me gustan nada las revoluciones de la plantilla año tras año, que hacían que cada temporada tuviésemos un equipo nuevo.
Este curso parece que no será así y que la columna vertebral del equipo ya la tenemos. Tampoco discuto que se estará haciendo un arduo trabajo que no vemos los aficionados y que cuando se plasme en forma de fichaje nos agradará mucho. Pero lo que no me gustaría es ver que lleguen jugadores a finales de agosto, sin hacer pretemporada y sin casi entrenar con el grupo.
El año pasado tuvimos algunos ejemplos que venían de entrenar por su cuenta todo el verano y luego se notó.
Se acaba la Eurocopa, el Tour afronta sus últimos días y la Olimpiada nos da hasta el 11 de agosto. A partir de ahí, Depor, Depor y solo Depor. Ya me tarda. Eso sí que es impaciencia.