La pasada semana, el cuestionado Presidente de Brasil Lula da Silva sorprendía con unas declaraciones: “Me reuní con representantes de la Federación Brasileña de Fútbol y les planteé la posibilidad de convocar solo a quienes estén jugando en el país”, “… los que están fuera no son mejores que los que están aquí”. Intuyo que su ‘iniciativa’ iría dirigida hacia los Vinicius, Rodrigo, Militao, Endrick o Raphinha, ya que Neymar se encuentra fuera de concurso.
Quiero entender que su posicionamiento se deberá, como ocurre en otras partes, a una sobre actuación política para desviar la atención ante problemas más importantes que acucian al país. ¿Se imaginan que don Pedro se lanzase a excluir a los jugadores que militan fuera de nuestras fronteras? Sería muy curiosa la cuestión.
Cambio de tercio. Laliga, la European Leagues y el sindicato FifPro, acaban de interponer, ante la Comisión Europea, una denuncia a la FIFA por posición dominante en la proliferación de calendarios de competición, sin tener en cuenta a todas las entidades participantes. La gota que colmó el vaso fue la puesta en escena del nuevo Mundial de Clubes. Los porcentajes de lesiones en los jugadores inmersos en semejante vorágine futbolística comienza a generar una profunda preocupación. Ya se sabe que es muy fácil ‘forrarse’ organizando la vida de los demás.
Punto y aparte. Las entidades futbolísticas muestran su alarma viendo como sus economías dependen, cada vez más, de unos contratos televisivos que están siendo alterados por la piratería. Por ello, los clubes españoles aprovecharon la celebración del Programa Estadios Summit 2024 en Madrid para propiciar nuevas fórmulas. Como abrir los estadios para actividades fuera del actual ámbito: “Los estadios ya no son solo para el fútbol”. Tras un estudio gestionado por Laliga, se sabe que el 37% de las estructuras españolas ronda los 40 años. Mientras que en la Premier son 20 y en Alemania 13. Actualmente en España solo se trabaja el día del partido, cuando en Inglaterra se ceden las instalaciones en cerca de 150 días para otras actividades. La mirada se sitúa en el Mundial del 2030. De todas formas, no todas las ciudades podrán acceder a tales prerrogativas, por lo que las diferencias potenciales de los clubes se distanciarán aún más si cabe.
Paso al área deportivista. Sigo en la misma sintonía que la semana pasada, veo a este Deportivo con capacidad de hacer grandes cosas, pero… falta la ‘aristocracia’ del gol. Se suele decir que es cuestión de rachas y que nuestros delanteros saldrán de su particular bache. Pero ojo, la competición no permite ningún respiro. Se recibe al Eldense, se viaja a Valencia para enfrentarse al Levante y nos visita el actual líder, el Santander. Todos platos difíciles de cocinar.
Leyma. Les comentaba, tras la gran victoria ante el Real Madrid, que no iba a ser un camino de rosas. Esta ACB tiene mucho nivel y siempre hay que estar al límite para poder contrarrestar el poderío rival. Andorra era una plaza difícil de lidiar. Cada vez que acudí a transmitir un partido de un equipo gallego, los dioses nunca fueron propicios. Tal vez las características del viaje producen un desgaste extra difícil de asumir. Este sábado llega el líder, un Unicaja fortificado. Pase lo que pase habrá que seguir remando sin mirar atrás.
Finalizo. ¿Saben cuál fue mi mayor satisfacción la pasada semana? Pues saber que Aturuxo y un servidor están en la misma sintonía reivindicativa. Mi prolifera reclamación sobre la pobre oferta que tiene el Ayuntamiento da Coruña hacia las entidades locales, no cae en saco roto. Se roza el ridículo institucional y, mientras, nuestro concejal sigue durmiendo a pierna suelta. En fin… es la grandeza de la democracia.
Como siempre un placer.