Se acercan las elecciones locales y los partidos políticos parecen mostrar en sus programas, salvo alguna excepción, un tratamiento del deporte inconsistente desde el más absoluto desconocimiento. No se trata principalmente de ganar medallas o que el deporte coruñés destaque en las grandes competiciones, sino que en esta sociedad donde la pandemia del sobrepeso y la obesidad continúa su crecimiento alarmante, la actividad física y deportiva debe ser considerada como una actividad esencial y requiere de una planificación rigurosa en este sentido. 
 

En la época de la transición política se sitúa el origen de las bautizadas como carreras populares que se extendieron por todas las ciudades, a partir de las primeras elecciones locales democráticas de 1979, como una forma de manifestación por la libertad y reivindicando también el derecho de todas las personas a la práctica del deporte sin ningún tipo de discriminación. 
 

En Coruña, se puso en marcha un programa de Escuelas Deportivas Municipales en 1983, ahora se cumplen 40 años, y en 1987 se creó el Día del Deporte en la Calle como broche de temporada del programa deportivo municipal, diseñado bajo el principio de adaptación del deporte a las capacidades e intereses de cada persona y no al revés.
 

En esta ciudad, al igual que en otras muchas localidades grandes o pequeñas, las carreras populares de todo tipo han explosionado con el inicio del siglo XXI, hasta el punto de que su crecimiento es vertiginoso. 
 

La Carrera Alternativa organizada en 1996 por la Asociación Española de Deporte para Todos, fue denominada carrera popular en sus dos primeras ediciones, pero su filosofía no respondía a las carreras organizadas con este nombre, de ahí que pasó a llamarse carrera alternativa. Una actividad que reúne a mayores y pequeños, hombres o mujeres, a participar una vez al año para reclamar el derecho de todas las personas a moverse, ya sea por medio del deporte o de cualquier otra actividad física. Recientemente ha cumplido 28 años, siendo una carrera única y singular, sin cuotas ni dorsales que, bajo el lema ‘móvete con nos’, es desde su origen una actividad verdaderamente recreativa, igualitaria e inclusiva. 
 

En todo caso, siempre defendimos que el deporte de rendimiento que supone una práctica selectiva para quién tiene mejores condiciones y habilidades tiene que ser compatible con el deporte social o “Deporte para Todos” que fue proclamado por el Consejo de Europa en 1966, como el segundo camino del deporte. Si el primer camino fue el deporte federado que buscó la excelencia en la competición, tenía que nacer otro camino complementario para incorporar a todas las personas al deporte. Este camino representa a una mayoría ciudadana que hace deporte, y que fue asumido como compromiso desde las elecciones locales de 1979 por los municipios españoles. 
 

Fueron los municipios las verdaderas locomotoras del cambio y desarrollo deportivo en España a finales del siglo XX y que, ante la próxima cita electoral, deben redoblar esfuerzos o, en su caso, recuperar esta misión y fortalecer el tejido asociativo de su ámbito territorial.  

(*) Eduardo Blanco Pereira fue concejal de deportes en el Ayuntamiento de A Coruña y es presidente de la Asociación Gallega de Gestión Deportiva.