No vamos a hablar de la Eurocopa que España ha conquistado brillantemente. Es un tema muy manido a estas alturas y ya suficientemente analizado por la prensa deportiva en general. Sí queremos fijarnos en la labor arbitral durante la celebración de este torneo.
Vaya por delante, como ya hemos dicho en otras ocasiones, que el arbitraje moderno no tiene nada que ver con el de hace treinta o cuarenta años. Naturalmente, el VAR tiene que ver con ello pero también la preparación física y la presencia de los árbitros, que antes dejaba mucho que desear.
Después de la protesta del Wolverhampton en la Premier League, parece que la UEFA ha reaccionado un poco y ha tratado de agilizar más los partidos, a pesar de la intervención del VAR. Lo ha conseguido: pero tiene más importancia la justicia de una decisión que su rapidez.
De ahí nuestra reflexión sobre determinados minutos de los partidos, los primeros, donde parece que las reglas no son las mismas. De acuerdo que se les diga a los árbitros que hay que contemporizar, que hay que aguantar las decisiones hasta el límite, pero no hasta el punto de no ser justos. Y eso ha ocurrido en la competición europea al menos en un par de ocasiones. ¿Qué el partido se ‘estropea’? Pues que el que comete una infracción grave se contenga un poco y así el juez no deberá hacer la vista gorda, porque si algo ocurre hay que sancionarlo; lo contrario no es justicia.
Buscar el equilibrio en el número de tarjetas ha sido siempre una debilidad de los colegiados, lo mismo que pitar con el afán de contentar en lo posible a los dos equipos algo difícil porque el perdedor siempre saldrá insatisfecho. O las clásicas faltas de los delanteros y no de los defensas. Pero, bueno, eso lo hemos visto en el fútbol de todas las épocas.
¿Quién no se ha preguntado viendo un partido por qué algunas decisiones de los árbitros tienen retroceso? ¿Dirige el VAR al colegiado de campo en determinadas sanciones? ¿Por qué los linieres sólo levantan el banderín cuando el colegiado principal señala la dirección del saque? Por cierto, las repeticiones televisivas no existieron cuando había errores: todo teledirigido, nunca mejor dicho.
Comprendemos que el tinglado futbolístico es así. Por eso ya no nos atrevemos a preguntar por las manos. Si en aquella ocasión el ahora jugador del Real Madrid Mbappé estaba en fuera de juego y no se pitó, ahora la mano de Cucurella fue legal. Y todos contentos, sobre todo porque la Eurocopa vale más que la Liga de Naciones.