Nuestra urbe es una ciudad singular en su grandeza. Pequeña, recortada en su costa, sinuosa en su centro, ventosa, agradable, alegre y generadora de mujeres y hombres orgullosos de su tierra.
 

Así somos grosso modo los coruñeses, defensores a ultranza de lo nuestro, adalides de las batallas más duras. Pero también somos gente coherente, que se toma su tiempo, con nuestro particular “sentidiño” a flor de piel. 
 

La afición de nuestro equipo representa todos esos valores y más. Esa marea ingente de apasionados se merece un respeto que desde el Deportivo se le niega. Y ahí es donde surgen voces discrepantes y fuertemente críticas. Y ahí me sitúo yo. Porque la época en la que “mexaban por nós e dicíamos que era choiva xa pasou”. Una sociedad moderna es una comunidad exigente a la vez que comprometida y cumplidora.
 

Comprometidos y cumplidores con el Deportivo está archi demostrado que lo somos. ¿Ha llegado la hora de ser exigentes, escrupulosamente exigentes? Mi respuesta es sí, absolutamente. 
 

No seré yo quien anime a que los cánticos contra Cano se conviertan en loas. Desde el minuto 1 su discurso vacío me resulta cansino; sus aseveraciones, impostadas; sus halagos, empalagosos; su fútbol, anodino; sus estrategias, caóticas.
 

Pero observo con sorpresa y preocupación como Cano está totalmente solo en esta guerra. Si nos atenemos a que varios de sus soldados ya no creen en sus soluciones, el técnico granadino apenas cuenta con la fidelidad de su segundo. Eso en Abegondo. En la Plaza de Pontevedra, no tiene ni un aliado. Buenas palabras seguro que sí, pero respaldo…
 

La secretaría técnica está en tercer o cuarto plano. Los fichajes de invierno vuelven a hablar por si solos. El presidente Couceiro es mejor que no salga a la palestra porque cada vez que lo hace deja a la entidad a los pies de los caballos (la última de la cantera es de traca). David Villasuso es un ente oscuro que dirige, no sé si decir mal dirige, una orquesta desafinada.
 

Y queda la Propiedad, a mi entender los más responsables de todos. Responsables por haber puesto y mantenido a gente que lleva tres años sin resultados, y más responsables aun por no haber aportado los medios suficientes para tener personal válido para la tarea del ascenso a Segunda División (esa que ellos mismos venden) tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Cano sí, pero ¿y el resto?
 

Salud y suerte!