El principal cambio que ha experimentado el fútbol ha sido el físico: la exigencia que hoy tienen los jugadores no es comparable, de ninguna manera, a cualquier requerimiento de hace treinta o cuarenta años. Y esa exigencia ha traído consigo cambios en las normas, una de las últimas la posibilidad de ejecutar esos cinco cambios que se pueden hacer en la actualidad, que habían llegado como provisionales y que tienen toda la pinta de quedarse definitivamente.
Siguiendo con este asunto –la pausa futbolística nos ha vuelto filósofos–, una de las jugadas más abucheadas tiempos atrás era aquella en la que el defensa contrario cedía apuradamente el balón a su portero. Hoy, eso lo tienen asumido todas las aficiones e incluso la mayoría de los equipos utiliza a sus porteros como pivotes a la hora de reiniciar jugadas de ataque.
Los porteros ahora dominan, en general, el arte de tocar el balón, con algunas excepciones a las que les cuesta más. Antes, por ejemplo, hasta los mejores pasaban verdaderos apuros para dar el balón a un compañero. Eso provenía ya de los entrenamientos, en los que los porteros no se ejercitaban con el resto de la plantilla y hacían una preparación específica para la portería, sin más. Porteros de parecido estilo como Buffon, Zoff, Pfaff, Cech o Zubizarreta se deshacían pronto del balón y no les gustaba nada jugar en corto con los compañeros. Era el caso, también, del legendario Iríbar, no muy hábil con los pies pero sí destacado en casi todo lo demás.
Actualmente, Courtois, Oblak e incluso el reaparecido De Gea son más de parar que de jugar la pelota, aunque hoy por hoy no se puedan abstraer a las exigencias futbolísticas por las que atraviesa en la actualidad este deporte. También es verdad que antes el balón debía salir del área en cada saque de puerta y ahora el guardameta tiene, por lo general, a dos compañeros que le ofrecen y casi le obligan a jugar en corto. Otra cosa es que el equipo esté capacitado para salir con el balón controlado.
Casos aparte son los de algunos famosos guardametas, como el brasileño Rogerio Ceni, eterno portero del Sao Paulo y actual entrenador del Bahía. Era un extraordinario lanzador de faltas y de penaltis, habiendo llegado a superar con holgura los cien goles y convirtiéndose en el portero que más tantos consiguió en la historia del fútbol. Obvio es decir que le encantaba jugar con el pie.