La estadística que protagoniza Iván Barbero es difícil de encontrar en el fútbol. Veinte partidos de titular desde su llegada al Dépor, veinte partidos que el Dépor saldó sin derrotas. Catorce victorias y seis empates, exactamente. Cerca de su Almería natal se gestó la leyenda de ‘El Imbatido’, como era conocido el ciclista Alejandro Valverde en su época juvenil, en la que no dejaba ni las migajas a sus adversario. Bien podría Barbero heredar ese mote.
Que su lesión de la pasada temporada coincidiera con el peor momento del equipo no fue casualidad. Es obvio que otros factores, que es preferible no mencionar ahora, influyeron en aquella racha en la que el Dépor cayó a la peor posición liguera de toda su historia. Su regreso, que se produjo en el 0-5 de Las Gaunas, acabó de reforzar a un equipo que ya había despertado de su letargo. Su aportación al equipo fue más allá de la del tradicional ‘9’ alto y corpulento que es capaz de aguantar la pelota para generar buenas opciones a sus compañeros. A muchos les sorprendió su calidad en la definición. Algunos goles, como dos de los tres que anotó en Tajonar ante el filial osasunista, dejaron perpleja a la afición coruñesa.
El salto a la Segunda División lo está notando a la hora de ver puerta. No así los números del Deportivo en sus participaciones. Tres titularidades en los tres únicos partidos en los que el Dépor sumó: victoria ante el Racing de Ferrol, empate en Granada y triunfo en Albacete, dónde además firmó sus primeras asistencias, en los dos tantos de Yeremay. Barbero es nuestro imbatido.