El duro empate frente al Arenteiro no altera las opciones que tiene el Dépor de terminar en primera posición y, por tanto, ascender directamente al fútbol profesional. Duele al producirse en el último minuto cuando el partido debería de estar controlado tras marcar el dos a cero en el minuto 64. En ese momento, Idiakez plantea unos cambios que, a pesar de ser discutidos posteriormente, entraban dentro de la lógica. Dar descanso a Mella, Yeremay y Barbero pensando en los próximos compromisos ligueros no era una mala idea.
El caso es que llegaron los goles del Arenteiro de la manera más frustrante, ambos a la salida de sendos saques de esquina mal defendidos. Llega este empate en una cita que permite a la plantilla resetear y al entrenador volver a transmitir a los suyos que en los partidos hay que mantener la tensión competitiva hasta el pitido final.
Aunque este tropiezo no es preocupante y en nada altera la excepcional segunda vuelta de los blanquiazules, hay también un pequeño reproche a la actitud del equipo. Si en la primera vuelta el Dépor reculaba en cuanto marcaba un gol, en la segunda parte de la competición vimos a un equipo más ambicioso y alegre que buscaba incesantemente la portería rival. Se sucedieron victorias amplias y goleadas que cambiaron positivamente la actitud del plantel. En esta ocasión, cuando los locales deberían buscar un tercer gol que matase definitivamente las aspiraciones del Arenteiro -un equipo muy bien trabajado, por cierto-, se mostró conformista y trató de preservar una ventaja que a la postre sería insuficiente.
A falta de cuatro partidos, el título será cosa de dos tras la derrota del Nástic en León. El Dépor y el Barsa Atlético decidirán quien sube sin necesidad de jugar la promoción. Una victoria de los coruñeses en Riazor frente a los barcelonistas dentro de quince días sería prácticamente definitiva porque además de sumar tres de los doce que faltan por disputar restaría otros tantos al filial azulgrana.
Como decía, la clave estará en ese lance frente a los catalanes, un partido llamado a ser decisivo. En cualquier caso, los coruñeses dependen de sí mismos y se pueden permitir algún mal resultado de aquí al final. Más difícil va a ser el calendario de los barcelonistas. Mientras el Dépor visita al Sestao y a la Real Sociedad; recibirá al Barsa B y, en la última jornada, al Real Unión; los de Rafa Márquez tendrán un complicado final de liga. El próximo sábado reciben al Tarazona y a partir de ahí se enfrentarán a los tres rivales mejor clasificados. Visitarán Riazor, se enfrentarán en el Mini Estadi al Nástic (tercero) y cerrarán la temporada regular frente al Celta B en Vigo. Si bien el Dépor viaja a Sestao donde el club local pelea por la permanencia, los azulgranas se jugarán las habas contra equipos que pelean por colocarse en la mejor posición que le permita tener más opciones en los cruces de promoción. La cosa pinta bien para los intereses blanquiazules.
@pgarcia_ramos
