Impulsado por una inercia ganadora sin parangón —en la segunda vuelta no conoce la derrota, con 14 triunfos y tres empates—, el RC Deportivo ha certificado su regreso al fútbol profesional tras cuatro años en las catacumbas del fútbol estatal.

Sin embargo, cualquier conocedor del deporte rey es consciente de que la categoría que le corresponde al conjunto herculino no es otra que la Primera División.
 

Tanto por historia, con siete títulos oficiales en su laureado palmarés, como por masa social —más de 28.000 abonados y otros 4.000 en lista de espera—, el Depor debe marcarse como objetivo en los próximos años el retorno a la máxima categoría.
 

Buscando un paralelismo reciente, los herculinos deben fijarse en trayectorias ascendentes supersónicas como la trazada entre 2017 y 2019 por un modesto como el Mallorca —finalista esta temporada de la Copa del Rey—.
 

Los ‘bermellones’, comandados por Vicente Moreno, escalaron hasta la cima del fútbol español desde Segunda B en dos ejercicios.
 

Con futbolistas de sobra conocidos como Salva Sevilla —ahora en A Coruña—, Antonio Raíllo, Abdón Prats o el exblanquiazul Salva Ruiz, la formación de Son Moix conformó un bloque muy sólido en defensa, con capacidad para marcar la diferencia.
 

En la campaña 17-18 en el tercer peldaño del balompié nacional, el equipo balear se llevó de calle el liderato de su grupo, con unas estadísticas espectaculares. Firmaron 73 puntos gracias a 20 victorias, 13 empates y solo 5 derrotas en las 38 jornadas de Liga, con 52 tantos a favor y solo 27 en contra. 

Superaron en ocho unidades a su más directo perseguidor en la tabla, el Villarreal B.

Recién ascendido a la división de plata, bajo la batuta del mismo técnico, la escuadra mallorquina no perdió sus señas de identidad, con un fortísimo entramado defensivo y solvencia ofensiva para proseguir con su progresión.
 

En efecto, en la 18-19 supo amoldarse a sus limitaciones para seguir siendo sumamente competitivo.
En una temporada en la que el Osasuna y Granada lograron llevarse el gato al agua con el ascenso directo, el RCD Mallorca finalizó la fase regular en quinta posición.
 

En el consiguiente playoff de ascenso supo tumbar al Albacete en semifinales (victoria 2-0 en casa y derrota 1-0 fuera), para posteriormente eliminar en la final al Depor (derrota 2-0 en Riazor y triunfo 3-0 en Son Moix). El doble ascenso en apenas dos años fue una realidad consumada. 

El Eibar de Garitano, también

Un club forjado a base de humildad y tesón como el Eibar, que nunca hasta la fecha había logrado actuar en Primera División, fue capaz de enganchar dos ascensos consecutivos entre las temporadas 12-13 y 13-14.

Con un joven Gaizka Garitano que se hizo un nombre en el fútbol profesional —daría el salto posteriormente al Deportivo—, los ‘armeros’ consiguieron hacer realidad un sueño con el debut en la categoría de oro.
 

Los de Ipurúa concluyeron segundos en Segunda B la fase regular de la campaña 12-13, teniendo que disputar tres eliminatorias y dejar en la cuneta, respectivamente, a Alcoyano, Oviedo y Hospitalet.
 

Ya en Segunda División, en la 13-14, el equipo azulgrana realizó un curso impresionante para proclamarse campeón, por encima del RC Deportivo de La Coruña, que fue segundo.
 

Ambos clubes subieron de la mano a Primera; los eibarreses se aferraron a laLiga siete temporadas, en la etapa más dorada de sus 84 años de existencia, perdiendo ese privilegio con el descenso de la 20-21.