El calor y los terrenos de juego secos fueron durante muchos años la justificación a los malos resultados del Deportivo en Andalucía. Hay una estadística que lo dice todo. Los blanquiazules estuvieron prácticamente toda la década de los 70 del siglo pasado sin ganar un encuentro oficial en esta comunidad autónoma: 11 empates y 29 derrotas entre los triunfos en el viejo Los Cármenes en 1970 y en el viejo Mirador de Algeciras en 1979. ¡40 partidos sin una victoria!

El viento roló ligeramente en los tiempos más cercanos a nuestros días. Por ejemplo, con aquella racha en el Sánchez Pizjuán tras el ascenso de 1991. Once visitas ligueras consecutivas sin perder, con seis triunfos y cinco empates. Más problemas hubo en Cádiz, con aquel 7-2 conducido por los hermanos Mejías y ‘Mágico’ González, o en Málaga, dónde un Deportivo dirigido por Luis Rodríguez Vaz cayó estrepitosamente (8-0) y, bastantes años más tarde, Javier Irureta echó la culpa de una derrota a que “el balón botaba mal”.

En los últimos años, LaLiga ha situado entre sus prioridades igualar al máximo las condiciones de los terrenos de juego de Primera y Segunda División. Tipo de tepe, altura mínima y máxima del corte, control del riego, uso de lámparas, control del mantenimiento de los drenajes... Pero eso no sucedía en Primera Federación, donde el Dépor volvió a encontrarse en Andalucía estepas infames, para lo que se estila hoy en día, en San Fernando o Algeciras. También hay que puntualizar que los problemas en la primera de ellas llegaron por arriba y no a ras del (casi inexistente) césped.