Lejos quedan ya los años gloriosos de los torneos veraniegos. Durante los 80 y los 90 rara era la localidad que no tenía su trofeo de verano. Los dos mejores, sin duda, nuestro Teresa Herrera y el Trofeo Carranza. Y entre estos dos el mejor el nuestro, por supuesto. Luego venían otros trofeos de renombre que solían llevar buenos equipos como el Colombino, el Trofeo Naranja, el Ciudad de La Línea, el Gamper, el trofeo Bernabéu… Y así hasta no parar.
Hasta nuestros vecinos del sur tenían su torneo que no se juega desde hace ya bastantes años y cuyo trofeo consistía, a falta de monumentos que mostrar, en una ‘V’ como inicial de la localidad. Pero también había -y hay- trofeos muy bonitos, como nuestra Torre de Hércules o la carabela que entregan al vencedor del Colombino. Y hubo trofeos mastodónticos, como aquel Cartagineses y Romanos, que el Deportivo le ganó al Bayern por 7-0 en el verano de 1995 y que medía más de dos metros de altura y que muchas veces me he preguntado en qué dependencias del club guarda el Deportivo ese trofeo. Fácil de colocar no es, precisamente.
Pero todos esos años de esplendor de los trofeos veraniegos han pasado a mejor vida. Antes los equipos realizaban sus stages de pretemporada en julio y luego agosto lo dedicaban jugar estos trofeos. Por aquí hemos llegado a tener auténticos mundialitos de clubes con lo mejor de Europa y América. Además de la época de Pelé o Eusebio en Riazor, aquí hemos tenido ediciones con el PSV, el Bayern, el Steaua y el Real Madrid que en aquel momento eran los equipos punteros de Europa. Hemos tenido reediciones de la Intercontinental con el Sao Paulo y el Barcelona. Hemos tenido la reedición de la final de la Champions con la Juventus y el Ajax en 1996… Y claro, ganar el Teresa Herrera o el Carranza era un gran prestigio para el vencedor. Y ya no digamos si alguien ganaba los dos trofeos el mismo año.
Pues eso fue lo que le pasó al Deportivo en el verano de 1998. Que ganó los dos trofeos. Un logro que a día de hoy sólo han conseguido el Real Madrid en 1966, cuando ganó su sexta Copa de Europa y el Sao Paulo en 1992, que venía de ser campeón de la Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental. En la edición del Teresa Herrera de 1998 participaron, además del Deportivo, el Real Madrid, el Atlético de Madrid y la Lazio. Casi nada. En la semifinal superamos a los colchoneros por 2-0 (Bassir y Turu Flores) y en la final a la Lazio también por 2-0 (Djalminha y Flavio Conceiçao). Para el anecdotario quedó un partido de consolación entre el Madrid y el Atlético. Impresionante entonces e inimaginable a día de hoy.
En cuanto al Carranza de aquel año, pues mucho más humilde que el Teresa Herrera. Además del Deportivo estaba el anfitrión, el Cádiz, que militaba en Segunda B, la Sampdoria, entonces buen equipo de la liga italiana, y el Betis. En la semifinal arrasamos a los italianos por 5-1 con goles de Ziani (2), el Turu Flores (2) y Bonnissel. El gol de la Sampdoria lo marcó Montella, el que fuera entrenador del Sevilla y actualmente de la selección de Turquía. Y ya en la final pues ganamos al anfitrión por 2-0, los dos goles del Turu Flores, que ya nos empezaba a ilusionar antes de arrancar la liga.
No me acuerdo ahora dónde fue, pero sí que recuerdo que, tras ganar el Carranza, estuvieron los dos trofeos expuestos para que quien fuese allí pudiese fotografiarse con ellos. Fue el preludio de una temporada ilusionante en la que volvimos a clasificarnos para jugar en Europa.
Tiempos mejores para los trofeos veraniegos, qué duda cabe.