Yohana Gómez Camino (San Pablo de los Montes, Toledo; 20 de enero de 1994) regresó a la titularidad el pasado domingo en el partido disputado en Abegondo ante el Cacereño (0-2) pero no pudo celebrarlo con una victoria. La portera, que llegó al Deportivo Abanca en verano procedente del Rayo Vallecano y con experiencia en Primera División, no está disfrutando de continuidad durante la presente campaña y se muestra exigente para mejorar tanto en el plano individual y en el colectivo.
Yohana analiza la primera vuelta del Depor, su rendimiento hasta ahora, la sana competencia con Lucía, lo que le pide Irene Ferreras y su adaptación al club y a la ciudad, además de la historia de cómo se convirtió en portera con 18 años.
¿Todavía dura el cabreo por la derrota del pasado sábado contra el Cacereño?
La verdad es que ya estamos pensando en otra cosa pero estamos dolidas por la derrota.
Son los primeros tres puntos que concedemos en casa en la temporada. Creo que nos va a servir como punto de inflexión para seguir hacia adelante con más ganas de llegar a Pamplona y hacer las cosas bien.
Estamos dolidas, pero vamos a superarlo.
¿Qué tiene el Cacereño para neutralizaros de esa forma en los dos partidos?
El partido de ida con el de vuelta no tiene nada que ver uno con otro. Fue un partido de detalles, el equipo compitió muy bien y luchó hasta el final, pero esos detalles nos llevaron a la derrota, por lo que no estamos contentas. Tenemos que seguir. Este sábado tenemos otra nueva oportunidad para seguir líderes a pesar de todo.
Más allá de la última derrota, ¿qué balance haces de la primera vuelta del Deportivo Abanca?
La primera vuelta ha sido muy buena. Hemos ido creciendo como equipo progresivamente. Estamos haciendo las cosas muy bien y creo que ese crecimiento se está viendo sobre todo en el campo. Yo al equipo lo veo muy maduro, con las ideas muy claras y muy bien.
De cara a la segunda vuelta, ¿cuáles son los aspectos a mejorar?
Nos centramos en lo defensivo y lo ofensivo, pero más que nada en ser más eficaces de cara a portería. Y a nivel defensivo, considero que el equipo es muy sólido, pero puede serlo aún más. No conceder nada a los demás equipos. Que para que nos metan gol, tengan que sudar sangre.
¿Visualizas al Depor Abanca en mayo en la primera posición? ¿Está capacitado el Depor para eso?
Por supuesto que estamos capacitadas. Simplemente tenemos que seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Todos los equipos de la liga tienen mucho nivel y la competitividad es muy alta. Eso nos va a llevar a situaciones en las que nos van a exigir muchísimo, pero pienso que el equipo está totalmente capacitado.
A Lucía no la considero mi rival, es la que me hace ser mejor cada día
En el plano individual no está siendo una temporada fácil para ti. ¿Cómo gestionas el hecho de jugar de forma discontinua?
Yo lo estoy llevando bien. Compartir la posición con Lucía es muy agradable. La verdad es que yo tengo muy buena relación con ella y nos llevamos muy bien. No la considero mi rival, sino que es mi compañera. Es la que me hace ser mejor cada día y exigirme al máximo. Entonces lo estoy llevando bien. Por supuesto, hay momentos en los que quizás te duele no poder estar ahí, pero me quedo con que nos hacemos mejor la una a la otra. Las dos estamos a un nivel muy alto y yo estoy encantada con que juegue Lucía y lo haga bien.
Volviste a jugar contra el Cacereño. ¿Quiso Irene Ferreras que jugaras para tratar de sacarte la espina del 4-0 de la primera vuelta?
No, no me ha mencionado nada sobre eso. Simplemente en este partido me tocó a mí y ya está. Yo estoy superagradecida aunque no pudimos llevarnos los tres puntos y encajamos dos goles. Pero hay que seguir, como he dicho antes. No nos podemos quedar en que hemos perdido los dos partidos contra el Cacereño.
Irene Ferreras fue portera. ¿En qué se nota eso aunque ahora sea la entrenadora principal y no pueda centrarse en vuestro entrenamiento específico?
Creo que Irene es consciente de las situaciones por las que pasamos cuando no tienes continuidad y no jugamos. En ese sentido, muy bien con ella. Son situaciones difíciles, solo puedes poner a una y sabes que la otra probablemente no juegue. Pero es el puesto que hemos elegido y hay que saberlo llevar. Yo prefiero llevarlo bien y poder ayudar a mi compañera que estar cabreada.
¿Qué os pide Irene en relación al juego?
Nosotros somos un equipo que queremos jugar, que queremos sacar de balón jugado y nos pide que seamos valientes. Me refiero más a lo ofensivo, a la salida de balón. Nos pide que seamos valientes, que nos atrevamos. Entrenando nos pide que hagamos las cosas y si salen mal, que no pasa nada. Y bueno, al final quiere porteras que paren (ríe).
¿Qué valoración haces de tu rendimiento lo que va de temporada?
He jugado cinco partidos de liga en los que ha habido dos derrotas, un empate y dos victorias.
Yo me considero una persona muy exigente y a mí no me vale. A mí empatar o perder no me vale. Pero también hay que ver las circunstancias y cómo han sido los goles encajados. Entonces, no está mal del todo pero a mí no me vale. Yo no quiero eso. Preferiría que hubiéramos ganado y que no hubiéramos encajado.
¿Qué tal es la relación y los entrenamientos con Lucía?
Llegamos las dos nuevas y es verdad que al principio quizá fue un poco frío. Es normal. Llegas las dos nuevas, a ver quién va a jugar, quién no... Pero a medida que iba pasando el tiempo, muy bien con ella. Yo me llevo muy bien con Lucía, tenemos nuestras risas y cuando tenemos que trabajar, trabajamos. Tanto ella como yo creo que nos hacemos mejor cada día y somos exigentes. Eso hace que estemos muy bien durante toda la temporada, que no bajemos el listón y que las dos estemos al 100%. Y eso para Irene o para el preparador de porteras es genial.
¿Qué podrías aprender tú de ella y qué podría aprender ella de ti?
Por ejemplo, a mí me gusta mucho cómo ve el juego y sobre todo cómo interpreta el pase por el centro cuando el balón te viene de un lateral. A mí eso me flipa cómo lo hace. También podría aprender de sus golpeos porque golpea muy bien tanto con la derecha como con la izquierda, aunque la izquierda no es su pierna dominante. Y yo a Lucía... Pienso que un poco de madurez. No es que ella no sea madura, sino de madurez en el juego o en situaciones que a lo mejor ella no sabe cómo llevar y yo podría guiarle.
Le digo a mis padres que podría vivir aquí toda mi vida
¿Por qué elegiste fichar por el Depor?
Creo que el Depor es un equipo que va a estar en Primera. Me gusta venir a un club sabiendo que hay un objetivo claro y que ese objetivo se quiere conseguir. Creo que era una bonita oportunidad para venir y para poder ayudar a que el equipo ascienda. Si un equipo tiene un objetivo tan claro, no puedo decir que no. Porque eso me gusta.
¿Hablaste con alguna excompañera que jugase en el Depor para acabar de decidirte?
Hablé con María Sampalo, que es muy amiga mía, y me dijo que era el mejor club en el que podía estar. Que iba a tener todo, que no me iba a faltar de nada y por supuesto que eso también me ayudó.
¿Se ha cumplido lo que te dijo?
Es verdad que el fútbol ha evolucionado y los equipos de Segunda ya tienen cada día más recursos, pero creo que los recursos que tiene este equipo son dignos de un equipo de Primera. Así que muy bien.
¿Qué tal ha sido la adaptación a la ciudad?
Superbien. Yo estoy encantada con estar aquí en Coruña. Es una ciudad que me encanta. Tengo la playa a cinco minutos, salgo a pasear todos los días y me gusta pasear viendo el mar. Te relacionas con la gente y es superabierta y muy amable. Yo estoy muy contenta. De hecho, le digo a mis padres que podría vivir aquí toda mi vida. Me gusta mucho.
¿Y qué tal con el clima? ¿Cómo se siente ser portera y entrenar estas últimas semanas en Abegondo con lluvia y frío?
Es verdad que después de estar en Madrid, lo único que sientes es el frío. Y con la lluvia se juntan las dos cosas. Es como ‘madre mía, ¿tengo que tirarme ahora al suelo?’ Pero bueno, lo estoy llevando muy bien porque no es un frío como el de Madrid, que se te metía en los huesos y no podías ni dar una patada y mucho menos parar. Entonces, por eso estoy bien. No me quejo del frío. No me quejo de nada.
Ojalá hubiera elegido antes ser portera porque me encanta
¿A qué edad decidiste hacerte portera?
Yo no era portera, era jugadora, y a los 18 años llegué a un equipo donde no había portera. Y yo dije: ‘bueno, pues si queréis, yo me pongo, no me importa’. Me pusieron ahí y lo hacía bastante bien porque no me daba miedo tirarme. Y a partir de ahí, de los 18 años, portera para siempre. Ojalá haberlo elegido antes porque es algo que me encanta.
No te ha ido mal igualmente. Llegaste a la élite a pesar de haber empezado de portera a los 18. No es habitual.
Es verdad. Yo estaba en un equipo en Guadamur, que es un pueblo a 40 kilómetros del mío.
Estábamos en Regional y queríamos subir a Segunda División. Entonces, ¿qué pasó? Que subimos a Segunda División y yo me enfrenté al Tacón. Nos metieron en un partido cinco y en el otro, seis. Imagínate, once goles encajados. Pues al terminar la temporada me llaman diciéndome que me quieren tener para la temporada que viene. En ese momento yo pienso: ‘vale, me han metido once goles entre los dos partidos, pero si me están llamando es porque han visto que algo he hecho bien’. Entonces doy el paso, me voy al Tacón, hago después el cambio al Real Madrid, luego al Rayo y ya aquí. Así fue.
Y jugaste a fútbol sala. ¿En qué te ayudó esa etapa?
Yo jugaba a fútbol sala de jugadora hasta los 18. Pero cuando me voy al equipo de Guadalupe ya soy portera. Y esto antes me lo he saltado, pero al año siguiente me llama un equipo de fútbol sala, que estaba en Segunda División, para ser portera. Yo acepto y me voy a Ciudad Real al Almagro. Estoy ese año en fútbol sala de portera y después, como no quería estar lejos de casa, volví a casa y ya ocurrió lo demás. Ser portera de fútbol sala sobre todo me ha ayudado a la hora de parar balones que me vienen cerca del cuerpo. Tienes una reacción mucho más rápida. No tiene nada que ver el fútbol sala con el fútbol 11 pero para balones cercanos, creo que me ha ayudado.