La segunda vida de Fito Rodríguez
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La segunda vida de Fito Rodríguez

La segunda vida de Fito Rodríguez
Fito Rodríguez, en As Eiroas | BERGANTIÑOS FC

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Fito Rodríguez (Arteixo, 2002), central del Bergantiños, terminó el pasado verano una larga etapa en la estructura del Deportivo. Fueron doce años, desde el Benjamín B hasta el Fabril, equipo ante el que se medirá este domingo en partido oficial por primera vez.


Era una de las grandes promesas de la cantera blanquiazul, como muestra su titularidad en aquel equipo que ganó la Copa de Campeones, el torneo más importante de España en fútbol juvenil, y que se clasificó para disputar la Youth League, pero tuvo un adiós marcado por las lesiones.


Ahora, de nuevo en plenitud, está centrado en mantener la progresión ascendente que ha recuperado el último año. A nivel colectivo pasa por lograr la permanencia en Segunda Federación con los carballeses.


Para repasar su historia, nada mejor que arrancar con los orígenes. “Empecé a jugar a los seis o siete años en Arteixo. Por mi padre, que también jugó y me inculcó la afición, ya que siempre se vio mucho fútbol en mi casa”, explica Fito sobre sus inicios en el fútbol.


Estuvo un par de años en el equipo de su localidad, lo suficiente para llamar la atención del Deportivo, que le hizo una curiosa propuesta. “Fue un poco peculiar. Me llaman en invierno, a mitad de temporada, y me ofrecen ir a entrenar dos días a la semana a Abegondo. Y el resto, ejercitarme y jugar con el Arteixo. Mis padres no estaban de acuerdo con eso y querían que me quedara en el Arteixo o ir por completo al Dépor. Todo esto porque aún no tenían benjamines de segundo año. Había benjamín de primero, que era la generación de Barcia, Noel... y el Alevín B. Finalmente tomaron la decisión de ficharme y ese primer año alterné el Benjamín B con el Alevín B”, rememora.


De esos años de niñez y adolescencia futbolística, se queda con la gran mejoría que experimentó y con los torneos. “Aquello era lo más especial por los sitios que visitas y los partidos ante equipos grandes. Contra Sevilla, Valencia, Atlético o Barça es contra quien se mejora”, explica.

 

Le han marcado

Durante su periplo en el Dépor contó con buenos entrenadores. Si tiene que quedarse con tres, son Juan Villamisar, que está ahora de segundo con Manuel Pablo; Luis Bonilla y Rubén Coméndez”. Y en cuanto al mayor éxito, no duda, “cuando ganamos la Copa de Campeones”.


En ese momento, ya había comenzado su mala suerte con las lesiones. “Hasta juveniles de segundo año nunca me había lesionado de nada. Solo golpes. Justo antes del parón por el Covid no me lesiono como tal, pero tengo problemas en la rodilla. Ahí llega la primera operación, que fue mucho más conservadora. Vuelvo a jugar una vez se reanuda, justo cuando estaba terminando. Ese último tramo, de la fase dividida y luego la fase final”, explica.


Y ahí, en la Copa de Campeones, tuvo su último momento feliz en el Dépor. “Todo el camino fue muy especial, empezando por la eliminatoria contra Las Palmas. Después llegamos a Marbella y, contra todo pronóstico, eliminamos al Real Madrid, que marqué yo el gol, y después al Barça. Fue un poco raro, porque con el Covid estabas lejos de casa y no eras consciente, pero cuando llegamos a A Coruña y vimos a toda la gente siguiéndonos fue espectacular. Para nada esperado”, asegura.


La siguiente temporada se presentaba aún más ilusionante, con la disputa de la Youth League y el paso al Fabril, el último escalón de la cantera, pero le tocó vivir la cara más amarga del fútbol. “En la primera o segunda semana me lesiono de la rodilla, me opero en agosto y me pierdo toda esa temporada. Tengo la espina clavada de no haber podido jugar la Youth League”, cuenta.


Fito reflexiona sobre el momento en el que debió afrontar esa dificultad. “Es raro que un jugador no tenga alguna lesión grave durante su carrera, pero a mí me tocó en el momento clave, el paso de juvenil a sénior. Por suerte estoy sano ahora”, se congratula.


La lesión quedó atrás y afrontaba la temporada 2022-23 con energías renovadas y ganas de hacer borrón y cuenta nueva. “El segundo año de sénior empiezo la pretemporada con bastantes minutos, estaba totalmente recuperada la rodilla, con muy buenas sensaciones y pensé que iba a tener más protagonismo en el Fabril. No fue así, sino a cuentagotas, y coincidió que fue un año bastante bueno para el equipo, en el que ascendimos a Segunda Federación. Por todo ello, a final de temporada me reúno con el club y llegamos a la conclusión de que no se contaba demasiado conmigo. Creímos que lo mejor era que saliera y progresara”, recuerda el ahora jugador del Bergantiños.


Si echa la vista atrás, tiene claro quien le ayudó cuando las lesiones frenaron su progresión, momento difícil. “Fue bastante duro, como te puedes imaginar. Ver a tus compañeros jugar durante una temporada entera, la primera de sénior, y tú no poder participar... Hice mucho trabajo con el psicólogo y con los fisios y también tuve el apoyo de mi familia y entorno, que estuvo encima mía y no tiró la toalla”.


Como todo en esta vida, pudo ser mejor, pero también peor. “Fue un momento clave para mí, porque es donde podría dar el salto. Pero me tocó pasar por eso entonces y ahora muy contento porque conseguí pasarlo y estar súper sano, cuando los médicos muchas veces me decían que había la posibilidad de no volver a jugar”, desvela.

 

Fichaje por el Arteixo

¿Cómo fue su adiós al Fabril? “Podría verse como un paso atrás, pero creía que fichar por el Arteixo iba a ser bueno para mí. La idea era venir a casa y que me dieran esa confianza que necesitaba. Lo que buscaba era jugar, volver a reengancharme al fútbol, porque venía de estar dos años literalmente parado. Quería competir, mejorar y seguir progresando. Creía que era una buena oportunidad y me salió bien”, contesta.


Allí encontró otro técnico que le ha ayudado, Juan Riveiro. “Desde el primer momento me dio muchísima confianza, iban saliendo las cosas bien, estaba jugando bien. Muy contento y afortunado de haberlo tenido como entrenador, dice el zaguero arteixán.


Su buen rendimiento en la primera vuelta de la pasada temporada llamó la atención del Racing Villalbés, que en ese momento era equipo de Segunda Federación. Y para allí se fue. “Me dio bastante pena, porque era como dejar al equipo un poco tirado, pero era una oportunidad de dar un salto de categoría, intenté aprovechar la oportunidad al máximo y no me arrepiento”, enfatiza.

 

Decisión rápida

En el conjunto chairego tardó en tomar la titularidad, pero una vez lo hizo ya no la soltó. Pese al descenso del equipo, se ganó seguir en la categoría. Y es ahí donde aparece el Bergan, con quien no tuvo dudas a la hora de firmar.


La intrahistoria: “Fue bastante fácil. Cuando terminé la temporada en Vilalba aún no había terminado la Tercera y se puso Darío (Cotelo) –director deportivo– en contacto conmigo. Tuve un par de charlas con él, unas reuniones y estuve de acuerdo porque soy de aquí cerca, es un club muy cómodo para mí y grande”.


Reconoce que no entraba en los planes un inicio de temporada así, con el equipo en la zona alta, algo que se ha torcido un poco en las últimas fechas. “Fue más bueno de lo esperado. Evidentemente quieres empezar así y también era previsible que llegara alguna racha mala. Hay que saber llevarla, estar todos juntos y pasarla rápido. Va a haber tramos de todo tipo y lo importante es reponerse”, reflexiona.


Tiene claro cual es el objetivo para este curso. “Desde que empezó la temporada todos somos conscientes de que el objetivo del club es mantenerse en Segunda Federación, que yo creo que es donde debe estar el Bergantiños. Nuestro objetivo debe ser ese y no nos debemos desviar en ningún momento de él”.


En cuanto a las tres últimas derrotas, no ve nada que no se pueda solucionar. “El equipo generó ocasiones. Ahora no estamos del todo acertados y los pequeños detalles, como por ejemplo el día del Valladolid, que nos marcan en una transición, debimos haber estado más pendientes, están jugando en nuestra contra. Es cuestión de controlar eso, estar un poco más afinados de cara a puerta y volveremos a la buena senda”, asegura.

 

Semana importante

Fito no esconde la importancia del partido de este domingo ante el Fabril. “No lo podemos calificar de final, pero sí es trascendente para nosotros porque llevamos una racha delicada. Queremos volver a la línea de principio de liga”.


¿Cómo ve a su exequipo y cuál cree que será la clave? “Compite muy bien, no arriesga mucho en la salida de balón, de medio campo para arriba tiene jugadores con mucha calidad y se lanza muy bien en transición. Intentaremos minimizar eso lo máximo posible para volver a sumar los tres puntos”, contesta. 


Lo que no cree es que haya cambiado demasiado con el cambio de su exentrenador Óscar Gilsanz por Manuel Pablo. ”De momento lleva poco, pero por los encuentros que he visto creo va a seguir una línea continuista con respecto a Óscar. Más que nada porque las cosas estaban saliendo bien”, concluye Fito. 

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