Será su quinta final de la Copa de A Coruña, competición que hasta ahora no ha podido ganar. También, la última vez que juegue un partido de fútbol. O no, eso depende del resultado. Lo que está claro es que para Santi Brandariz (A Coruña, 1979), jugador del San Tirso, disputar un partido en Riazor a estas alturas de su vida es un regalo. “Estaba súper ansioso por ganar y que me vean mis niñas”, expresa con emoción el centrocampista, que el próximo miércoles día 5 saltará al verde a las 20.30 horas para medirse al Victoria.
No fue nada fácil llegar a la final, ya que el Carral vendió muy cara su piel. “Fue un partido típico de semifinales, con mucha tensión e igualdad. En la primera parte tuvimos dos errores y en uno nos metieron gol. Luego tocó remar y tuvimos la gran suerte de acertar al final, pero fue muy sufrido”, reconoce.
“Hicieron un muy buen partido, apenas se jugó en la segunda parte. Fue muy trabado y casi no dábamos creado peligro. Llegó el empate en una acción medio aislada, y como ellos estaban muy cansados lo aprovechamos y marcamos el 1-2 en la siguiente”, añade.
Aunque pueda sonar a exageración por sus mil batallas en el fútbol, realiza la siguiente afirmación sobre lo vivido en O Castro el miércoles: “Había un ambientazo. Además, la gente era súper educada. Creo que de todos los partidos que jugué en mi vida, este fue el de mejor ambiente. Al ponerse por delante, los aficionados del Carral no pararon de animar y cantar, mucha gente del fútbol modesto de A Coruña y As Mariñas… Muy chulo, porque el campo es coqueto y estaba lleno. Daba gusto”.
El camino de los de Mabegondo en la competición ha sido muy espinoso. “Como el equipo de Preferente juega fuera de casa, los rivales salen extra motivados al ser un equipo de superior categoría y siempre cuesta. Es cierto que no tuvimos ninguna eliminatoria cómoda, quitando el partido contra los Castros. Todo sufrido como ayer”, reflexiona Santi, que recuerda los penaltis ante el Torre, un gol al final del partido contra el Visantoña y una remontada frente al Xuventude de Crendes.
Las dimensiones de O Monte, campo en el que juega el San Tirso como local, no tienen nada que ver con las de Riazor, pero el mediocentro se agarra al rendimiento fuera de casa en toda la temporada. “No creo que nos afecte demasiado. No me preocupa especialmente, porque tenemos muchos jugadores rápidos que con espacios pueden rendir”, comenta.
Sobre la final en sí y el rival, un Victoria que perdió la categoría en Preferente, argumenta: “Con todo lo que les pasó este año, será un bonito final para ellos. En A Grela nos ganaron, en O Monte perdieron, pero en las finales, y más en Riazor… no hay favorito. Todos los partidos suelen ser malos, con mucha tensión -ríe-. Va a ser igualado y entiendo que para ellos poder ganarla sería salvar un poco el año. Incluso hasta se lo merecerían por lo que han trabajado”.
Pero si las ‘cebras’ serían justos vencedores, el San Tirso también. “A ver si hay suerte. Les dije a mis compañeros que nuestra final era este miércoles. Ya sólo el hecho de disfrutar esta semana, llegar a Riazor y poder jugar ante todos… Si la ganamos sería el broche perfecto, porque además me retiro”, anuncia.
Con un jugador de su edad, que ha estirado tanto su carrera por amor al fútbol, es obligado asegurarse ante tal aseveración. “- ¿Te retiras fijo? - Sí, sí. Salvo que ganemos y se jugue la Supercopa ahora a final de temporada”, contesta Santi, que todavía tendría algún partido más de triunfo o retirada en caso de salir de Riazor con el trofeo bajo el brazo.
En una situación similar parece encontrarse César, el otro veterano del equipo que también a los 44 años comanda la defensa. “Yo lo tengo muy claro, ya hablé con Fabio y la directiva. Sé que con él están hablando y que tenía alguna duda más, pero por lo que tengo entendido, también lo deja. Creo que también será el último para él”, explica el centrocampista.
Una retirada, la de Santi, que estuvo ya cerca de producirse el pasado curso. “Me costó mucho renovar porque jugué muchos minutos y quería retirarme bien físicamente, haciendo una buena temporada. Creía que ni mi cuerpo ni mentalmente podía dar más. Tengo dos niñas pequeñas también a las que dedicarles tiempo, y pensé que era el momento ya. Pero al final me convencieron, la familia me apoyó y se ha dado la circunstancia de que hemos ido avanzando en Copa y ahí ya fui valorando: si puedo retirarme jugando en Riazor y con mis niñas en la grada…”. A la temporada, con un cuarto puesto en liga y peleando de forma inesperada por el ascenso, le pone un sobresaliente.
¿Se acostumbrará al retiro? “Seguro que lo echo de menos. Estoy tan encantado en el San Tirso y con los compañeros, que el año que viene me pasaré y entrenaré un poco con ellos de vez en cuando. Para matar el gusanillo sé que tengo las puertas del club abiertas, me haré socio e iré a verlos los domingos cuando pueda”, razona a la vez que descarta el fútbol veterano o los banquillos.
Y para terminar, una bonita reflexión: “Acabo en Riazor con mis amigos y familia en la grada. Y si además tengo la suerte de ganarla... ¿Qué más puedo pedir?”. Palabra de Santi Brandariz, un clásico del fútbol modesto coruñés.