El San Tirso logró la tercera Copa de A Coruña de su historia tras una final vibrante ante el Victoria (1-1; 4-5) que pudo caer para cualquier lado y que solo se resolvió en la tanda de penaltis. Ahí se agigantó Adri, quien detuvo el lanzamiento de Sergio y puso la alfombra para que Segade y Meijide resolvieran en el cuarto y quinto disparo. Mención especial para Santi, que logró por fin a los 44 años este título.

El de la final no es un día para hacer experimentos y ambos entrenadores, Fabio Rodríguez y Miguel Taibo, apostaron por sus hombres de confianza, con alineaciones que casi se pueden recitar de memoria. El San Tirso formó con su habitual 4-2-3-1; el Victoria, con su clásico 4-3-3. 

Dispuestos los protagonistas, el partido comenzó eléctrico, con los dos equipos queriendo marcar terreno, sin regalar ni un metro. Los primeros compases fueron para las ‘cebras’, que avisaron con un centro desde banda izquierda en el que casi se marca en propia el San Tirso.

Las finales parecen tener imán con este tipo de situación, quizá por el exceso de ímpetu a la hora de querer despejar, y tan solo tres minutos después, entre Denis y la zaga herculina el balón acabó dentro de la red. Mérito también de un Jorge González que envió un centro tenso al área tras mostrar su potencia por banda derecha.

Con el resultado a favor desde tan pronto, al San Tirso se le presentaba un guión de partido que le beneficiaba, en el que puede defender muy junto y buscar los espacios a la contra. Así, durante el resto del primer acto un buen Victoria tuvo la posesión y llegó a presentarse en posiciones peligrosas tras fluidas combinaciones, pero los defensas de los ‘verdes’ estaban atentos a la hora de bloquear los disparos. Tampoco renunciaban al ataque, sobre todo tras un par de recuperaciones cuando el Victoria iniciaba jugada o en acciones de pizarra.

Segunda parte

A la vuelta de vestuarios, Fabio dio entrada a Sito y poco después se vio obligado a sustituir a Lago por lesión. 

El partido transcurría por los mismos derroteros, con el Victoria haciendo méritos para el empate a través de su mayor posesión. Terminó encontrando premio en un balón al área que empaló Samu Pardo.

El espigado centrocampista es un especialista en este tipo de segundas jugadas, y en la siguiente acción pudo dar la vuelta a la final, pero Adri atrapó su cabezazo.

La final era de momentos, y tras el del Victoria llegó nuevamente el del San Tirso, que dispuso de ocasiones claras en los últimos cinco minutos más prolongación.

Sito y Denis se toparon con Álvaro Barato, que mantuvo con vida a su equipo; y en la última acción, a tan solo unos segundos para el final, Segade mandó a las nubes un balón suelto en el área.

Penaltis

Pese a que las bases de la competición hablan de prórroga en la final, Victoria y San Tirso acordaron ir directamente a los penaltis en caso de empate. Era un momento tan bonito como tenso para los jugadores. Riazor y once metros con un título en juego. Nueve de los diez lanzamientos fueron para dentro y en el otro voló Adri. Hacia su derecha. Hacia el título.