El Básquet Coruña empezó la pasada jornada líder por equipos en asistencias por partido y en el ‘top-5’ de triples anotados. Si el baloncesto fuesen números, el éxito del Leyma depende en mayor medida de los pases de canasta y su acierto desde el arco. Contra el Manresa se atascó en ambos apartados. Por ahí se explica la derrota en el Coliseum.

Sufrieron los hombres de Diego Epifanio para hacer circular el balón y encontrar el hombre liberado. Se quedaron en solo 12 asistencias, el mínimo de la temporada, casi la mitad de su promedio (21,2, ahora el segundo mejor de la ACB detrás del Valencia).
 

Seis fueron de Brandon Taylor, todavía en cabeza del ranking individual. Solo Goran Huskic, Aleix Font (dos cada uno), Trey Thompkins y Beqa Burjanadze (una por cabeza) contribuyeron a la estadística. Otros seis jugadores se quedaron a cero en pases de canasta si descontamos a Lima, que solo duró 24 segundos en la pista.
 

Termómetro

El caso de los triples es más significativo. La inspiración del Básquet Coruña desde la larga distancia mide sus opciones de ganar partidos. En sus tres victorias superó la docena de tiros convertidos y el 40% de acierto: 13 ante el Real Madrid (45%), 12 contra el Zaragoza (44%) y 14 en Lleida (54%, tope de la temporada).

El sábado se quedó en ocho y un 30%, su tercera y cuarta peores marcas de la campaña: solo convirtió menos ante el Tenerife (tres con un 14%), el Gran Canaria (seis con un 22%) y también ocho firmó contra el  Unicaja (23%).
 

Como en el reparto de asistencias, solo cuatro jugadores vieron el aro desde más allá de la línea de 6,75 metros: Yunio Barrueta (3 de 7), Taylor (2 de 4), Thompkins (2 de 5) y Phil Scrubb (1 de 2). Y otros cuatro se quedaron a cero: Ingus Jakovics (tres intentos), Burjanadze (dos), Huskic y Olle Lundqvist (uno cada uno).

Sin control

El Manresa llegó al Coliseum con el dudoso honor de encabezar dos estadísticas negativas: las pérdidas (16,2) y las faltas cometidas (26,2) por partido. En cambio, el Leyma terminó el partido con 17 balones perdidos por solo 10 del equipo catalán y las mismas personales que su rival (26). Los de Diego Epifanio perdieron el control y se contagiaron de la dureza en los contactos de su rival. Entraron en una guerra que no les va.

Pese a ello, se mantuvieron en el partido las dos veces que llegaron a perder por veinte puntos: 26-46 en el minuto 18 y 35-55 en el 22. Tiró de orgullo y de la clase de Taylor y Thompkins en los momentos más difíciles para no dejarse llevar, pero solo rebajaron la decena de puntos una vez (46-55, minuto 25) con su mejor parcial del encuentro (9-0).

Lo que mejoró en ataque empeoró en defensa. En esos minutos de inspiración anotadora pagó el Básquet Coruña la debilidad bajo sus aros, motivada seguramente por la ausencia de Gus Lima, ancla defensiva y máximo reboteador del equipo. El Manresa, que llegó al descanso con solo cinco rechaces ofensivos, acabó el partido con 19. Demasiadas segundas oportunidades, en algunas jugadas con hasta tres o cuatro tiros consecutivos.

Más allá de los números, las sensaciones dicen que la agresiva propuesta de Diego Ocampo es una de las más difíciles de encarar para el Leyma, un equipo menos físico, de juego más alegre y ofensivo, que huye del fango y le está costando sostener a lo largo de los partidos su intensidad en defensa. No en vano, volviendo a las estadísticas, ya es el equipo que más puntos encaja por partido (91,6). El dato revela los problemas atrás y después de las diez primeras jornadas urge una revisión.