Pasó de quedarse fuera de la convocatoria el pasado jueves, en el partido de Champions contra el Barcelos, a marcar dos goles decisivos en la victoria del sábado en Caldes (1-2). Franco ‘Tato’ Ferruccio aprovechó la oportunidad para reivindicarse en una fecha clave, justo cuando el Deportivo Liceo debe decidir si va a ejercer o no la opción de renovarle una temporada más.
El fichaje del argentino fue una apuesta clara del club. Llegó avalado por los 81 goles que firmó las dos últimas campañas con el Tomar portugués. Sin embargo, con el equipo coruñés suma solo ocho (cuatro en la Champions, tres en la OK Liga y uno en la Copa del Rey), la mitad en los últimos cuatro partidos: añadió los dos en Caldes a uno en los cuartos de final de la Copa contra el Igualada (5-4) y otro en la última jornada de la fase de grupos europea contra el Trissino (7-6).
Es cierto que Tato se perdió once compromisos, siete por una pubalgia que le apartó de las pistas desde el 15 de diciembre hasta el 2 de febrero y otros cuatro por sanción, uno por acumulación de tarjetas azules –es el más amonestado del equipo con siete– y tres más por la roja que recibió tras agredir a un rival en las semifinales de la Copa.
Fuera de la lista para el esperado duelo continental contra el Barcelos por decisión técnica –Juan Copa apostó por Pablo Cancela, que ni salió a la pista–, el sudamericano viajó con el equipo a Caldes para ocupar el sitio de Bruno Saavedra, afectado por un latigazo vertical.
Ferruccio cumplió en la Torre Roja: anotó el 0-1 de falta directa con una bonita ejecución –levantó y picó la bola ante el portero local– y el decisivo 1-2 con un uno contra uno que finalizó por arriba. En el debe, otra azul para su colección y una segunda directa que no transformó y pudo haber sentenciado el triunfo.
Así es Tato, capaz de lo mejor y de lo peor, un jugador querido por la afición por su carácter afable y atento, pero que está rindiendo por debajo de lo que el Liceo esperaba cuando lo reclutó de la liga portuguesa. Su continuidad está en el aire. No puede desaprovechar las pocas oportunidades que le quedan para convencer a Copa y la dirección deportiva. La próxima podría ser el jueves en el partido de vuelta en los cuartos de final de la Champions contra el Barcelos.
Los dos tantos en Caldes, unidos a la lesión de Bruno y la falta de rodaje de Cancela le podrían abrir las puertas de la convocatoria otra vez para un duelo decisivo. El Liceo cayó 4-6 en la ida y tendrá que remontar en tierras lusas para ingresar en la Final Four de la máxima competición europea, que no juega desde 2012, cuando logró el último título.
El cuerpo técnico le dio ayer descanso a los jugadores y hoy regresarán al trabajo para empezar a preparar otra semana con dos partidos, el trascendental choque de Barcelos y el del próximo domingo en casa contra el Vilafranca, el primer match-ball para asegurarse el factor pista en dos eliminatorias de los playoffs por el título de la OK Liga.
El Liceo certificaría de forma matemática la segunda posición en la fase regular del campeonato con una victoria o si logra el mismo resultado que el Reus –visita Lleida–, tercero en la tabla con siete puntos menos que el equipo coruñés.