Sito Ricart (Sant Just Desvern, 1999) se despide de sus compañeros de clases de francés y atiende el teléfono. “Me estoy preparando, porque estoy buscando trabajo en Luxemburgo en el campo del Marketing Digital y calculo que me marcharé en enero o febrero”, responde el exjugador del Liceo. Muchos pensarían que, con unas condiciones innatas y privilegiadas para jugar al hockey, lo tenía todo cuando llegó a ser profesional de su deporte y nada menos que en un club como el coruñés. Pero él siempre fue diferente, con unos intereses y objetivos más allá de las pistas que finalmente pesaron más a la hora de, con solo 25 años, decidir su futuro. De hecho, sus dos temporadas en A Coruña le sirvieron, además de para crecer en lo deportivo y en lo personal, para darse cuenta de que, en realidad, no era la vida que quería. Así que fue honesto consigo mismo y con el club y decidió que era el momento de echarse a un lado. Por lo menos del alto nivel. Porque mientras no se marcha, sigue jugando en el Sant Just que este domingo (12.00 horas) visita el Palacio de los Deportes de Riazor.
“Miro poco el calendario, la verdad, pero esta vez sí que en cuanto salió fue lo primero que hice, ver si la visita a Coruña era en la primera vuelta, porque suponía que para la segunda ya no iba a estar y me apetecía mucho volver”, reconoce. “Estoy con muchas ganas de este viaje para reencontrarme con compañeros, la ciudad, todo. Me hace ilusión. Siempre será un sitio especial para mí, tanto ahora como en un futuro”, continúa.
Su etapa en A Coruña duró dos años en los que vivió “una evolución personal y deportiva”. “Yo creo que mi mejor momento deportivo ha sido en el Liceo y a nivel personal también he crecido mucho”, valora. “Cuando estás en un equipo profesional, te permite centrarte 100% en el hockey y ver si ese estilo de vida es lo que uno quiere. Y hay gente que sí, que seguro que le encanta, y otros como a mí que quizá no les acaba de convencer tanto como esperaba o como había pensado. Y gracias al haber estado allí y vivir esa experiencia pude llegar a decir que me apetece hacer otra cosa”, reflexiona.
Admite que, “dependiendo del círculo” en el que se mueva, es una decisión que se entiende más o menos. “Sí que es cierto que en el mundo del hockey profesional, la gente está metida en este mundo y es lo que quiere y le gusta y vive por ello, entonces es más difícil, no sé si que te respeten la opinión, pero sí que la compartan. Y en otros círculos pues depende de lo que hayan vivido, por donde hayan pasado, les parece bien. Pero sí que es cierto que a la mayoría de la gente le sorprende. Es una cosa personal, cada uno tiene su camino”, indica.
“En un club como el Liceo, como cualquier otro de primera línea, tienes que estar al cien por cien porque si no lo estás, no puedes dar tu máximo por mucho que quieras”, sigue exponiendo sobre sus impresiones. “No puedes estar en dos sitios a la vez. Yo creo que es complicado, entonces mi decisión fue clara desde el principio. Mi intención es no es seguir con el hockey, no puedo estar intentando trabajar, empezar una carrera a nivel laboral y luego también seguir con el hockey a nivel profesional. Para mí era un poco difícil de compatibilizar”.
Su fichaje por el Sant Just, por tanto, no obedece a un cambio de planes. En el club de su pueblo no siente la exigencia y han entendido a la perfección su situación y que probablemente sea baja para la segunda vuelta. “Es un club que he estado toda la vida. Tengo mucha confianza con la gente que está aquí”, dice, “y ellos me dijeron que era mi casa, que tenía la puerta abierta a poder hacer un poco lo que quisiera y con el compromiso que pueda, y que si en enero o en febrero he encontrado otra cosa que me llame más la atención y me pueda llevar a trabajar fuera, pues que ellos lo entenderán y estarán encantados de tenerme hasta el punto donde llegue yo; y que si me quiero quedar, que también tengo las puertas abiertas, así que me dieron toda la libertad y estoy súper agradecido”.
Sobre el Liceo, que ha empezado la liga con problemas al encadenar tres derrotas, cree que los inicios son complicados. Ya le tocó vivirlo el año pasado con los verdiblancos. Pero estima que es generalizado. “Se habla de que al Liceo le está costando pero yo creo que nos cuesta a todos. Sí que es cierto que al final, como el Liceo siempre ha estado arriba, y siempre lo va a estar, tiene muchas miradas encima” apunta. “Yo creo que es una liga que es difícil e igualada. Ahora, el año pasado y lo va a seguir siendo”, opina. “Y con el Liceo todo el mundo tiene un poco las expectativas muy altas y siempre va cambiando de plantilla. Y es cierto que no es fácil empezar con muchas piezas nuevas. Cuesta, lleva un tiempo acoplarlo todo”, comenta por experiencia. Y por eso, insiste, “no hay que darle más importancia de la que tiene”. Aunque Sant Just lo pondrá el domingo de nuevo a prueba.