Seis manos para curar un hombro
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Seis manos para curar un hombro

Olle Lundqvist trabaja cinco horas al día durante sus vacaciones para recuperarse de la operación a la que se sometió hace diez semanas tras jugar con dolor y miedo los últimos meses de temporada con el Leyma
Seis manos para curar un hombro
Olle Lundqvist con Eduard Seoane | Patricia G. Fraga

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Con la fuerza de un vikingo, Olle Lundqvist trabaja cinco horas al día para volver cuando antes a las pistas. Ayer cumplió la semana diez de recuperación de la operación en el hombro izquierdo a la que se sometió el 16 de mayo, justo después de que el Leyma ascendiese a la ACB. Sólo la temporada pasada se había luxado la articulación cuatro veces, siete en total en su carrera, y llevaba meses jugando con dolor, incluso con miedo. Ahora se pone en manos de los fisios Eduardo Seoane y Bruno Camblor y del preparador físico Gustavo Gago e invierte sus vacaciones de verano en recuperarse, sin apurar plazos, para unirse al grupo cuando antes y disfrutar del sueño de la ACB. 


El escolta sueco tiene solo 24 años pero ya sabe lo que es catar por los sinsabores de las lesiones. Tuvo una grave de rodilla. Y ahora el hombro. Ya está entrenado en el arte de la paciencia. “Eso también se entrena”, dice Gago, que ha estado al lado de cada jugador del Leyma que ha tenido que vivir estos procesos. Lundqvist pone cara de resignación y explica lo que sentía cada vez que el hombro se salía de su sitio: “Duele, pero más que dolor, que llega después, es muy raro. Es como que algo en tu cuerpo está fuera de sitio”. 

 

Olle Lundqvist en el gimnasio
Olle Lundqvist en el gimnasio


Además, jugaba incómodo por los vendajes y la hombrera. Y siempre con la incertidumbre de cuándo podía volverle a pasar. “Cuando se me salía una vez al año, no pensaba en ello. Después, cuando era cada tres o cuatro meses, también se me olvidaba. Pero al final de temporada fue duro jugar porque se me podía volver a salir en cualquier momento. Cualquier cosa pequeña que pasase en la pista lo podía provocar”, reconoce el sueco.
 

Predisposición genética

 

“Tenía rotos los ligamentos que impiden que el hombro se salga”, hace una explicación rápida para principiantes Eduardo Seoane, “además genéticamente ya tenía predisposición porque a su padre, a su madre y a su hermana también les pasó”. “Desde la primera vez el doctor Lariño ya nos puso en prealerta de que este tipo de lesiones tienen tendencia a repetirse y que suelen tener un plan quirúrgico”, expone Gago. “Entonces, todo el año nos lo pasamos con un trabajo de fisioterapia y de refuerzo muscular, intentando minimizar las posibilidades que se le volviese a salir. Pero estábamos preocupados”, añade, “hubo un momento que cruzábamos los dedos porque se estaba convirtiendo la situación en algo bastante estresante porque Olle era para nosotros un jugador muy importante”.
 

La operación fue larga. “Se reparó el labrum, para fijar la articulación. Y hubo que reconstruir el hombro desde la parte anterior hasta la posterior porque al salirse tantas veces había creado daño en las dos zonas”, continúa Gago. y después empezó ya, desde el minuto cero, la rehabilitación por más que el hombro tuvo que estar inmovilizado durante seis semanas. 
 

“La primera fase sobre todo es bajar la inflamación”, toma el mando en la conversación Seoane, porque es la parte que le toca. “Aunque estuviese inmovilizado, le hacíamos igual trabajo de fisio también para que pierda la menor masa muscular posible”. El objetivo era que el hombro, en el momento de empezar el movimiento, no tuviera adherencias y vaya recuperando el funcionamiento normal del hombro.

 

Olle Lundqvist
Olle Lundqvist


“Yo ese hombro no lo toco hasta que sea una persona normal para convertirlo en deportista”, apunta Gago. Esa sería ya una tercera fase. Están en una segunda en la que se encarga sobre todo de aprovechar el momento para trabajar físicamente otras partes de su cuerpo para el mantenimiento de la condición física. En total, cinco horas de trabajo al día en plenas vacaciones, más tiempo que en plena temporada. Pero Lundqvist no se queja. “¿Hay sitios peores en el mundo para estar en verano ¿no?”, bromea.

 

Sin plazos


No van a asumir ningún riesgo, ya lo hicieron durante el curso pasado, matiza Gago. Por eso no se ponen plazos. El día 12 el equipo empieza la pretemporada y Lundqvist “trabajará de forma paralela con el equipo” y lo irán integrando cuando sea posible. La idea es que nunca se sienta fuera del equipo que debutará en la ACB. “Estoy muy contento por la renovación. Pero ahora no puedo pensar mucho en eso, porque tengo un objetivo, jugar lo más antes posible. Pero sí, estoy muy emocionado por jugar el año que viene en ACB”, dice el jugador nacido en Brunflo. 


El club le eligió para abrir el anuncio de las renovaciones. Un mensaje subliminal del agradecimiento a su esfuerzo. “Me gustaría insistir en eso”, termina Gago. “El chaval está haciendo un esfuerzo bestial durante sus vacaciones para recuperarse. Y estamos muy agradecidos por lo que ha luchado toda la temporada. Porque al final era su hombro, es joven y esto no le permitía desarrollar el 100% de su talento. Sabíamos contra qué luchaba cada día. Y sabíamos que él apostaba por jugar todos los partidos, fuese como fuese”. 

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