Una semana después de su operación, Pablo Cancela solo piensa en volver. El sábado fue el gran ausente en las semifinales de la Supercopa entre el Liceo y el Barcelona. Y lo seguirá siendo durante buena parte de lo que queda de una temporada que acaba de empezar. Su equipo, de hecho, saltó a la pista con camisetas que le mandaban ánimos para su recuperación. Porque el jugador coruñés se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha durante el verano y, tras pasar por el quirófano, tiene por delante un largo proceso en el que no se quiere marcar plazos. Tan solo seguir al pie de la letra las indicaciones de los médicos. Vísteme despacio que tengo prisa. Para no tener contratiempos y llegar al final de temporada. “Estoy muy mentalizado y mi cabeza está cien por cien en volver”, apunta.
Hasta el próximo lunes, que tiene su primera revisión, le toca tener paciencia. Su única ocupación es estar todas las horas del día que pueda con hielo en la pierna para bajar la inflamación cuanto antes. “El Básquet Coruña me dejó una máquina de hielo y estoy todo el día con ella, como si tienen que ser diez horas. Les tengo que dar las gracias porque me está viniendo muy bien”, dice. Durante al menos el próximo mes no podrá apoyar la pierna y todavía no sabe cuándo le permitirán empezar a ejercitarse. “No me está costando estar parado porque estoy muy mentalizado en hacer las cosas bien”, añade.
“El lunes me dirán cuándo puedo empezar a entrenar sin que me perjudique”, indica. Su único objetivo es que nada le aparte del camino de su regreso a las pistas. Al principio la opción de no poder volver fue lo que le dio más miedo. “Lo primero que pensé es que con mi edad (36 años), no sabía cuánta carrera me quedaría por delante después de la operación. Pero a los dos días ya cambié de mentalidad. Lo único que quiero es recuperarme para volver a jugar, porque eso es lo que siempre he querido”, señala.
La clave es ir “día a día”. “No creo que sea bueno ni realista ponerme plazos”, continúa. Ni tampoco pensar en si la edad ayuda o no a la recuperación.. “Dependerá de cada cuerpo... Igual uno de 27 recupera peor que yo y yo peor que uno de 45. Nunca se sabe. Si son cinco meses, que sean cinco y son siete, que sean siete”, comenta. “Yo cada día voy un poquito mejor”. Es optimista.
El problema comenzó en verano. “Hice un movimiento extraño y escuché un ‘crack”, recuerda Cancela. Desde ese momento se sometió a diferentes pruebas para determinar cuál era la lesión que se había producido y su alcance. Cuando llegó el diagnóstico de rotura de ligamento cruzado de la rodilla derecha, la mejor opción era la cirugía. “Creo que era la única posibilidad de volver a jugar en el Liceo”, explica.
Así que dos días antes del inicio oficial de la temporada en A Coruña con la Supercopa, Cancela puso su rodilla en manos de los médicos mientras sus compañeros estaban preparando el partido contra el Barcelona, que a él le tocó ver desde casa. Ni siquiera pudo estar presente en el Palacio de los Deportes de Riazor, aunque anuncia que no se perderá el choque de este domingo (12.00 horas) contra el Alcoi con el que se abrirá la OK Liga.
“Estoy muy de acuerdo con la valoración que hizo el míster después del partido”, contesta sobre su análisis de la derrota frente al equipo culé. Juan Copa habló de dos partes diferentes, la primera buena por parte del Liceo y la segunda, de superioridad azulgrana y en la que los suyos no compitieron. “Hubo muchas cosas buenas y tenemos que aferrarnos a ellas. El equipo es joven y tiene muchas ganas. A partir del domingo empieza la liga y será otra oportunidad para demostrar todo lo que podemos hacer”, opina.
Las lesiones nunca son oportunas pero en el caso de Pablo Cancela le llega en el peor momento. El coruñés tuvo que esperar mucho para que le llegara la llamada del Liceo, ya hacia el final de su carrera, y después de una temporada en la que reconoció que había rendido por debajo de sus expectativas personales le quedaba un año más de contrato para cambiar esa imagen. No ha podido ni iniciar el curso, pero espera llegar al final y ayudar al equipo a luchar por todos sus objetivos tanto a nivel doméstico (los playoffs por el título) como en competición europea.
Pablo Cancela (A Coruña, 1988) se crió deportivamente en el colegio Santa María del Mar, donde formó parte de una generación exitosa. Después se fue al Dominicos, previa llegada a la cantera del Liceo, donde empezó a hacer apariciones esporádicas con el primer equipo mientras su palmarés en las categorías inferiores de la selección española crecía (dos títulos europeos sub-17 y uno sub-19 y uno mundial sub-20). Pero no surgía su gran oportunidad y decidió salir. Pasó por el Vigo Stick, el Cerceda y el Alcoi y después se marchó a Italia, a un Forte dei Marmi que marcó su carrera, con tres títulos (tres Ligas) y la llamada de la selección absoluta. Fichó por el Oliveirense portugués y añadió a su palmarés una Taça y una Supercopa de Europa. Y antes de llegar al Liceo jugó en el Bassano y el Follonica. Una trayectoria forjada a pulso.