El OAR Coruña dejó atrás una racha de tres derrotas consecutivas con un autoritario triunfo ante el BM Ribeiro, que venía de dar la sorpresa al superar la pasada semana al segundo clasificado, el BM Lalín, uno de los verdugos del conjunto herculino en esta nefasta fase que le pudo haber costado la posibilidad de acabar la fase regular entre los dos primeros, los únicos que conseguirán plaza en la fase de ascenso.

El equipo ourensano también sorprendió en San Francisco Javier. Pero solo de salida, al ponerse 1-3 ante un rival algo acelerado en ataque y descuidado atrás.

Sin embargo, el panorama no tardó en cambiar. Los locales maduraron más los ataques y se asentaron en defensa. Los goles de los Martínez, Diego y Pablo, le dieron su primera ventaja (7-5), tras un parcial de 3-0.

A partir de ahí, varios pequeños parciales a favor de los   de Pablo Aguirregabiria fueron abriendo poco a poco diferencias. Uno de 3-1 supuso el 12-8 y otro igual puso la ventaja de los locales en la media docena (16-10), la misma con se llegaría al descanso (17-11).

La inercia del OAR era ya imparable. Tras el paso por vestuarios, más de lo mismo. Parcial inicial de 5-1, con tres tantos de Pablo, uno de Diego y otro de Miguel Simón. Con un déficit de dos dígitos, el OAR bajó ligeramente el ritmo y la intensidad y el Ribeiro no lo desaprovechó: parcial de 0-3, que obligó a Aguirregabiria a pedir tiempo muerto para llamar a capítulo a los suyos, que marcaron tres de los cinco siguientes tantos que subieron al electrónico.

El Ribeiro volvió a rebelarse, esta vez con un parcial de 1-3 que redujo a la mitad la máxima renta que había tenido el conjunto anfitrión. El técnico local no paró en esta ocasión el partido, seguramente porque un 26-20 con ocho minutos por delante era una renta más que segura. Y así fue. Intercambio de golpes en cinco minutos y sequía total de ambos en los tres últimos. 

La fiesta se completó con la derrota en casa (33-34) del BM Lalín ante el BM Lanzarote, con lo que el conjunto herculino, que se mantiene tercero, está ahora a un solo punto –y el averaje en contra– del pontevedrés.