El Dominicos cerró el pasado fin de semana una temporada más en OK Plata con la satisfacción del deber cumplido, la permanencia, pero con el regusto amargo de no haber podido luchar por un objetivo más ambicioso. El entrenador Manuel Togores repasó, en una charla con este diario, una campaña de altibajos y marcada por las lesiones.
¿Qué nota le pones al equipo?
La nota es alta: un notable. Hay que valorar el esfuerzo y la reacción del equipo a partir de las Navidades, cuando nos dimos cuenta que con las armas que teníamos disponibles no íbamos a ser capaces de defender los objetivos que nos habíamos marcado. Cuando no construyes un equipo para salvarte, sino para otras cosas, es difícil de asumir ese cambio. Y nos llevó cierto tiempo, metiéndonos en problemas, pero el equipo dio un paso adelante y hemos conseguido darle un año más al proyecto.
¿Era el objetivo del ascenso demasiado ambicioso?
Era un objetivo ambicioso, sí, pero yo creo que hay que serlo y sigo pensando que era real. No nos puede confundir el resultado. Nos salvamos a falta de tres jornadas y en mi primer año en el equipo lo pasamos peor, por ejemplo. En esta liga tan igualada, del cuarto por la cola al cuarto por arriba no hay tanta diferencia como parece.
¿Frustra no haber comprobado el techo real del equipo?
El equipo volaba durante la pretemporada y teníamos absoluta confianza en el grupo, pero en las primeras jornadas se empezaron a caer jugadores... Nos queda esa incógnita de ‘¿y si llegamos a tener a todos?’. Fue un poco frustrante.
¿Os costó cambiar el chip?
Claro, es una situación que nos cogió con la liga empezada. Llevábamos dos meses trabajando de una forma y teníamos un equipo para ser agresivo e ir a por los partidos, pero tuvimos que cambiar muchos planteamientos y corregir muchas cosas: en defensa, en ataque, a nivel psicológico... Tardamos en reaccionar un poco porque no contábamos con eso.
¿Cuál fue el peor momento?
Cuando perdimos en casa con Manlleu (2-5). En ese mismo partido se lesionó Jacobo [Copa] a los cuatro-cinco minutos, ya no contábamos con Adrián [Candamio, que no jugó en toda la temporada], Miguel [López] también estaba lesionado y el siguiente era en Ordes. Perdimos bien [5-2] y tocamos fondo, pero nos dimos cuenta que había que cambiar muchas cosas. Fue un punto de inflexión y la semana siguiente le ganamos al Vic [3-2].
¿Y el mejor?
En la segunda mitad de la temporada hicimos muy buenos partidos. e acuerdo el de casa contra el Cerdanyola [2-2], que merecimos ganar, o algún otro fuera. Conseguimos ser competitivos el 80% de la temporada, de otra manera a la que estábamos acostumbrados, pero me quedo con eso: peleamos cada partido y acabamos con 21 puntos, sacándole nueve al descenso, con cierta holgura... Y eso es importante. Con este grupo hemos conseguido unos mínimos que cuando iniciamos este proyecto no los teníamos.
Es tu cuarta temporada al frente del equipo en OK Plata, ¿cuánto pesan a nivel personal el día a día, los viajes...?
A nivel personal pesa porque me lo tomo muy en serio, que es como me lo tengo que tomar. Hay momentos en los que dejé de disfrutar, pero enseguida le di una vuelta y aprendí a disfrutar sufriendo. Cuando unas expectativas tan altas se vienen abajo, hay un tiempo de duelo, pero luego me lo tomé de otra manera y aproveché para desconectar un poco más del hockey.
¿Te cuesta desconectar?
Me llevo mucho trabajo a casa, sí, pero he conseguido que los domingos, después de la jornada, me voy a comer por ahí con la familia y me olvido de todo. Es muy importante a nivel mental.
¿Eres de ponerte los patines para entrenar?
Los tengo en el pabellón y me los pongo de vez en cuando, pero este año lo he hecho menos porque había muchas cosas que corregir.
¿Ya habéis hablado de tu futuro en el club?
Pinta bien. El club ya me ha dicho que cuenta conmigo, pero tenemos que arreglar un par de cosas. A nivel personal pienso ‘¿y si lo dejo qué hago?’ porque el hockey y el Dominicos me motivan mucho en el día a día. Es un trabajo, pero no deja de ser un hobby. Cansa, pero vale mucho la pena.
¿Mismo objetivo?
Sí, queremos volver a hacer un equipo competitivo y que pueda mirar hacia arriba con ambición. Cuando el año pasado nos marcamos el objetivo del ascenso, no era para conseguirlo ya, era para buscar una continuidad a medio o largo plazo.
¿Cómo puede ayudar esta última temporada en el futuro del grupo?
Siempre digo que los años juegan a nuestro favor porque tenemos mucha gente joven y siempre va a seguir mejorando. A nivel psicológico fue complicado, es un año que curte, y los jugadores lo gestionaron muy bien. Pasamos por situaciones nuevas que en el futuro ya van a ser conocidas.
Os volveréis a encontrar con el Compañía de María, pero ya no con el Escola Lubiáns y el Ordes, ¿te gustaría que hubiese más equipos coruñeses?
Primero, me alegro mucho por el ascenso del Compañía. Tenemos buena relación y nos ayudamos mutuamente cuando lo necesitamos: ellos tenían que coger ritmo de competición en algún momento porque la Bronce es complicada y a nosotros nos venía bien para hacer entrenamientos y partidillos con más intensidad. Y claro que me dio pena lo del Ordes y el Lubiáns, pero en una categoría como la OK Plata es muy difícil tener a tantos equipos gallegos y con plantillas competitivas.