Partido en Calafell. Victoria por 0-2. Ducha. Masaje. Y a dormir para volver mañana a casa, que el domingo se repite de nuevo todo, aunque con el Palacio de los Deportes de Riazor como escenario y el Noia como rival. El Liceo sumó otros tres puntos que sirven para mantener la ventaja en la segunda plaza (con cuatro sobre el Reus) en un encuentro en el que se adelantó en el marcador a los cuatro segundos, encaminando un triunfo en el que además recuperó la solidez defensiva con un nuevo cero para Martí Serra (el sexto en Liga, el noveno en total).

Suele ser un dicho, un latiguillo barato y manido, aquello de que si parpadean se lo van a perder. Pero es que en este caso aún no les había dado tiempo a los espectadores a ocupar sus asientos, prácticamente ni siquiera a los jugadores del Calafell, y el Liceo ya iba ganando 0-1. Los coruñeses solo necesitaron cuatro segundos para marcar. Saque de centro hacia atrás, donde espera César Carballeira para recibir y sin pensárselo, mandar un chut desde su propia cancha hacia el área contraria, en la que Dava Torres metió el stick para desviar la bola a gol. Los dos capitanes se abrazaban. Seguramente habían ensayado esa jugada más de una vez en los entrenamientos y por fin salió en un partido.

El Liceo salió muy serio al partido. La derrota en la Copa del Rey dolió pero ya está olvidada por más que regresaran al mismo escenario del crimen (aunque no contra el mismo verdugo). Y aún queda mucho en juego en una temporada que ahora se pone cuesta arriba con seis partidos en tres semanas. Y con la ventaja en el marcador, tampoco se relajó. En el segundo ataque, tiro al palo de Arnau Xaus.

Reacción del Calafell

El Calafell se veía obligado a reaccionar, lo hizo con un palo de Aleix Marimón, que creó peligro con sus fuertes disparos; mientras el Liceo abría bien la pista, jugando a las cuatro esquinas, con calma, sin prisas. Además, por eso de dosificar pensando en el calendario, Juan Copa movió pronto el banquillo donde solo tenía a tres inquilinos. Primero salieron Jacobo Copa y Fabrizio Ciocale. Un poco después Bruno Saavedra para completar, con Nil Cervera, el cuarteto de los niños.

Con ellos en pista el Liceo  tiene otro registro, igual menos contundente, mucho más descarado en ataque. Los locales tuvieron algunas aproximaciones peligrosas como un nuevo palo, esta vez de Domenech, o una contra salvada en última instancia parada por Martí Serra. Pero no se quedaban atrás las respuestas verdiblancas con la conexión entre Jacobo Copa y Bruno Saavedra como el empuje de la ofensiva. Fabrizio Ciocale la tuvo a la contra, también los dos canteranos del Dominicos en una acción doble. 

Al santiagués, sobre todo, se le veía con el toque fino y preciso. De esos días con buen feeling con la bola. A la tercera ya encañonó el arma. A la contra, el equipo coruñés solo necesitó un pase, el que le metió Nil Cervera a Saavedra. Este recibió a la izquierda de la frontal del área y desde allí chutó directo a gol para ampliar una distancia que todavía pudo crecer más con una contra de Xaus en la que Camps tuvo una gran intervención para evitar lo que podrí haber sido una sentencia para las esperanzas de los suyos.

Partido de los porteros

Los dos porteros estaban inspirados porque también Serra sacó una manopla salvadora, casi cuando la bola ya estaba dentro en una recta final de la primera parte en la que el Liceo regaló demasiadas bolas que permitieron que el Calafell se fuera al descanso asediando la portería coruñesa. Sin puntería ni demasiado peligro. Y a descansar diez minutos.

También empezó mejor el Liceo que su rival en el segundo tiempo. En cinco minutos Gerard Camps, que impidió un marcador sonrojante, las tuvo que parar de todas las formas. Dava Torres se encontró dos veces seguidas con él, aunque la actuación clave fue la que tuvo ante un jugadón de Cervera, que se pasó la bola entre las piernas para irse entre dos defensas y tirar ya solo frente al portero, que en el último momento desvió el disparo.

Bajo el arco contrario, Serra también reclamaba su protagonismo en la que será su casa el próximo año. Lo tuvo cuando los árbitros señalaron penalti y fue un especialista como el exverdiblanco Sergi Miras. Este amagó, consiguió que el liceísta cayera dejando mucha portería libre por arriba, pero después lanzó a media altura, donde le estaba esperando ya Serra, que también bloqueó el rechace.

Despejado el peligro, el Liceo inició una nueva ofensiva para sentenciar cuanto antes el partido y si no lo consiguió fue porque se encontró una y otra vez con Camps, incluso con un nuevo palo para Nil Cervera, y con mucho acierto en los mano a mano, sobre todo ante Arnau Xaus, al que puede que le tuviera tomada la medida de sus años en el Calafell.

El Liceo llevaba el peligro aunque fueron los de casa los que tuvieron que arriesgar. La defensa liceísta no dio síntomas de flaqueza y sus intentos ya llegaban a Serra debilitados. Incluso lo intentaron a la desesperada sin portero, para atacar con una más. No se dejó sorprender. Una victoria más. Una jornada menos.