El Vic sigue siendo la bestia negra del Liceo. Da igual que el equipo bajase a los infiernos, acabe de volver a la OK Liga y llevase dos derrotas en los dos primeros partidos de la competición (y un solo gol a favor). Los verdiblancos regresan del Olimpic con una derrota por 3-1 que parece cosa de brujería. La cantidad de ocasiones que acumularon y que no consiguieron transformar casi solo se puede explicar así. Y por supuesto, con el gran partido de Xevi Puigbí bajo los palos locales. 

El equipo coruñés falló en el último remate. Pero también estuvo demasiado precipitado en la elaboración. Poca fluidez, aunque generó ocasiones como para haber sacado más rédito. El Vic, en cambio, picó como con un aguijón, haciendo daño cada vez que llegaba al área liceísta. Tres goles, el primero con fallo del portero, el segundo con suerte y el tercero en un mal balance para bajar a defender una contra.  El del Liceo, de César Carballeira, llegó demasiado tarde. La acumulación de partidos, el tercero en siete días, desde el martes fuera de casa de gira por Cataluña, terminó de pasar factura. Eso sí, el Liceo no se rindió hasta que se cumplió el último segundo de los 50 minutos.

Primera derrota del curso y tras solo tres jornadas, ya solo quedan dos equipos invictos, el Barça que goleó al Lleida (9-4) y el Calafell que pudo con el Vilafranca (6-4). Y solo un equipo, el Alcoi, que todavía no ha puntuado, aunque aún juega este domingo en Igualada. Emociones fuertes. Como las que le esperan ahora al Liceo, que el próximo domingo recibe al Barça, su verdugo hace unas semanas en las semifinales de la Supercopa, en el Palacio de los Deportes de Riazor.

Primer golpe

Otra vez empezó a remolque el conjunto de Juan Copa. Como el miércoles en Lleida. Gerard Rovira puso por delante al Vic con un disparo lejano en el que Martí Serra pudo hacer más. La bola se coló rasa, por debajo de su guante, como si se hubiese tirado a destiempo y no le diese tiempo a bloquear el tiro. No pasaba nada. Solo era un gol en contra y quedaba mucho tiempo.

El Liceo, con la necesidad del empate, prácticamente jugó contra un frontón. El muro era Xevi Puigbí, que desviaba todos sus intentos. Y no eran pocos. Porque los verdiblancos adelantaron las líneas de presión y encerreraron a los locales en su campo. Robaban en el centro de la pista, armaban la jugada y finalizaban. Llegaban Torres, Carballeira, Xaus... con el mismo resultado. Aparecía in extremis un Puigbí que con 37 años estaba rememorando sus mejores años de gloria en Noia, Vendrell y Oliveirense.

Los catalanes respondían a la contra, pero en muy contadas ocasiones. El balance defensivo era bueno y cuando conseguían sobrepasar la muralla coruñesa, Serra respondía con seguridad, resarciéndose de su error inicial. Pero desde luego si había un portero inspirado era Puigbí. Se mantenía el monólogo verdiblanco. Los dos capitanes se responsabilizaron de intentar la remontada. Y aunque movieron bien al rival para llegar con claridad frente al portero, en el momento de rematar, siempre acababan tirando al muñeco.

Azul al Vic

En el minuto quince incluso tuvo oportunidad a bola parada. Jacobo Copa, igual que contra el Alcoi, provocó una tarjeta azul. Litus Sánchez le barrió con el stick. El benjamín de la plantilla liceísta lo celebró como si fuera un gol. Fue Arnau Xaus al punto de la falta directa. Llevaba dos en su currículum. Venía de marcar cuatro goles al Lleida. Y lo hizo todo prácticamente bien. Pero no contaba con un Puigbí que se repuso en el último momento para prácticamente sobre la línea evitar el gol.

Repitió la parada en los dos minutos en superioridad del Liceo, aunque ante otro protagonista. Fue César Carballeira el que cuando tenía todo a su favor para mandar la bola a las redes, se encontró con un Puigbí que volvió a aparecer y a desbaratar las ilusiones coruñesas.  Estas empeoraron, porque nada más recuperar el cuarto hombre, el Vic hizo bueno el refrán de que quien perdona la paga. De nuevo, disparo de Rovira. Serra desvió, tocó en el travesaño de la portería y entró.

No se podía acumular más mala suerte. Aunque aún quedaría un penalti, un empujón de Rovira en el área a Ferruccio, para cuyo lanzamiento entró en pista Carballeira, que estaba descansando en el banquillo. Pero tampoco. Parecía un gafe. Lo mejor era la llegada del descanso. Tocaba reflexionar.

Segundo tiempo

La segunda parte empezó igual. El Liceo seguía fallándolo todo. Torres tuvo la primera clara tras una rápida transición en la que Carballeira le encontró en el segundo palo, pero su stick impactó con el palo y no con la bola. El capitán estaba desesperado. Minutos después se calcó la jugada entre el '5' y el '8', aunque con asistencia al primer palo, primer remate de Torres que paró el portero y el rechace que se fue al palo.

El golpe fue mayor con el tercero de los locales. Mal balance defensivo del Liceo en una contra de dos para dos en la que Oriol Ramírez en el segundo palo batió a placer la portería verdiblanca. Una pesadilla. Al Vic le estaba saliendo su partido soñado. Y solo le quedaba defender un resultado muy favorable.

Llegó el gol

El Liceo también se puso nervioso. Se le acababa el tiempo y chocaba contra un muro de piernas y sticks rojiblancos. Demasiados errores, imprecisiones, pases que no llegaban a su destino... precipitaciones que fueron acumulando el saco de la frustración. César Carballeira marcó cuando quedaban siete minutos por jugar. Podía ser tiempo suficiente... si fuera el día del Liceo. Porque aún pudo recibir el cuarto con una directa, por la décima falta, en la que Serra intervino ante Vives.

En los minutos finales Ferruccio lo intentó en jugadas individuales, Torres con disparos lejanos. El Vic estaba con nueve faltas. Una directa era el último rayo de esperanza. No llegó. Si el año pasado el Liceo se dejó puntos en la pista de un recién ascendido como el Mataró, en esta fue el Vic el que le advirtió de que aún queda mucho trabajo por delante.