La historia del Liceo en La Bonaigua está escrita en modo de maldición. Si su primera visita se saldó el año pasado con una goleada (7-3), en la segunda sumó un punto, pero perdió dos frente al Sant Just. No fue el qué, sino el cómo. Porque los verdiblancos habían dominado claramente un partido en el que Elagi Deitg, portero local, se convirtió en su peor pesadilla. Y cuando ya se preparaban para dejar que pasara el tiempo sin meterse en problemas, encajó el primero a 1:14 para el final y el empate llegó con los catalanes volcados con juego de cinco, cuando solo quedaban cinco segundos y para desgracia de César Carballeira: el cinco, siempre un muro en defensa, metió el stick para despejar la última jugada de peligro, la bola salió despedida y se introdujo en su propia portería. “Los partidos de hockey duran 50 minutos y hoy se ha demostrado, teníamos que haberlo cerrado antes”, valoraba resignado Juan Copa.
Desenlace cruel para un equipo que había hecho un enorme esfuerzo para jugar dos partidos en 48 horas y con dos viajes de por medio, uno en autobús a Portugal. Otro en avión de Oporto a Barcelona. No le salió bien la jugada esta vez a Juan Copa. Los suyos perdieron en su visita europea al Oliveirense y dos días después, pueden perder la segunda posición de la OK Liga. De momento la mantienen, pero una victoria del Reus, que hoy visita al Caldes, les manda a la tercera plaza.
Era arriesgada la jugada. Pero el Liceo no dio señales de cansancio. Es más, podía haber rehuído el cuerpo a cuerpo, jugar a encerrarse atrás y esperar a la contra, no quemar energías si no era necesario, entregar la bola al Sant Just para que el desgaste fuera suyo. Pero no es su forma de jugar. No por lo menos para un equipo grande. Y el coruñés lo es. Así que sin excusas salió a por el partido con ritmo, presión alta y con rápidas transiciones. Al quinto minuto ya acumulaba ocasiones y Arnau Xaus hacía el primero en una jugada en el primer palo que sorprendió a Elagi Deitg.
Al 0-1 le siguió el ya habitual carrusel de tiros al palo del conjunto liceísta. Ya son tres los partidos en los que los palos se empeñan en robarle goles y aliarse con el portero contrario. Uno de los que más lo sufre es Nil Cervera, porque también es el que más tira desde lejos, intentando sacar partido a sus potentes disparos. Un hierro más para él y otro para César Carballeira, que también tuvo un mano a mano en una contra que tuvo la respuesta del meta del inspirado meta del Sant Just. El cinco, ya cerca del descanso, sí aprovechó otra de esas transiciones. Presionaron arriba él y Xaus, robaron, tuya-mía entre ambos y el coruñés esperó para colar la bola entre la guarda de Deig y el primer palo.
Había sido una primera parte de mucha exigencia física y correr de un lado a otro de la pista, también con protagonismo de Martí Serra, asegurando la portería. Y no bajó el ritmo el Liceo en el inicio del segundo, de nuevo adelantando la línea de presión. La recompensa fue una azul a Iñaki Cabezas que le otorgó una doble oportunidad de ampliar el marcador. Con la directa, que falló Xaus. Y en superioridad, sin que los verdiblancos encontraran el tiro.
No fue la última azul del partido. El Liceo va en la OK Liga a más de una por encuentro. Llevaba 19, se va con 20 porque Bruno Saavedra vio la sexta en su hoja de servicios. El santigués se acercó a un rival y le apartó con el brazo. Sin más. El otro, Cabezas, le apartó. Sin más. Una tarjeta para cada uno y cara de pocos amigos para el joven jugador al que los árbitros le tienen tomada la matrícula.
No tuvo consencuencias. Todo seguía igual y sí que llegó un momento en el que hubo que, como coloquialmente se dice, nadar y guardar la ropa. La diferencia era de dos goles, los verdiblancos tenían controlado el partido y las piernas empezaban a pesar, así que intentaron alargar las posesiones, jugar a las cuatro esquinas, minimizar errores. No se podían esperar el alocado final. Crespo luchó una bola en el segundo palo para marcar el 1-2. Y el Sant Just se creyó que era posible. A veces solo hace falta eso. La fe de Miquel para tirar desde su casa en un último intento a la desesperada. Y la suerte, buena para unos, mala para otros, obró el resto.
Mal sabor de boca para el último partido liguero previo a la Copa del Rey dentro de dos semanas. Antes, al Liceo le quedará medirse al Trissino el próximo jueves en el Palacio de los Deportes de Riazor para despedir la fase de grupos de la Liga de Campeones. Los italianos necesitan ganar para ser segundos de grupo. Los de Juan Copa, en cambio, ya no se juegan nada porque serán cuartos, pero sí esperan rival, Barcelos o Porto, para los cuartos de final para los que no se clasificaba desde 2018.
Sant Just 2 - 2 Liceo
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Sant Just: Elagi Deitg, Xavi Crespo, Gerard Miquel, Iñaki Cabezas y Joan Pujalte –cinco inicial–. Álex Joseph y Xavier Burguillos.
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