El Liceo retomó la Liga con una cómoda victoria sobre al Alpicat que le sirvió para afianzar la segunda posición, ya con cuatro puntos sobre el Reus, tercero, y ocho sobre el Calafell, que marcha cuarto y al que visita el miércoles. El conjunto ilerdense pagó la novata en el Palacio de los Deportes de Riazor y aunque empezó ganando, se vio superado por el juego coral de los verdiblancos, con los goles muy repartidos (dos para Jacobo Copa, Bruno Saavedra y Fabrizio Ciocale y uno para Carballeira y Xaus) en los que incluso tuvo tiempo para debutar el canterano Jaime Méndez.

Al ralentí empezó el partido, como si hubiera algo de pereza, que seguramente no era falta de ganas sino la típica bajada de tensión después de una cita impotante como la Copa del Rey de la semana pasada. Los verdes tenían el mando, llegaban a puerta, pero lo hacían todo a una velocidad inferior a la habitual, cmo todavía en segunda o tercera marcha, como si no acabaran de arrancar.

El Alpicat, sin embargo, tenía las ideas muy claras. Estaba fresco, porque descansó la semana pasada ya que no estuvo en Calafell en el torneo del KO con lo que sus fuerzas y sus ganas estaban redobladas con un único objetivo, la permanencia, en una única competición. Y con esa meta golpearon primero. Una bola quedó muerta en el área, Iago Vázquez la protegió e hizo el espacio para que llegara solo el capitán Joan Serret y marcara el primer gol del conjunto ilerdense en el Palacio. De la mañana y de siempre.

Remontada

Necesitaba el Liceo subir una marcha y eso es lo que buscó Juan Copa con los cambios. Meter la intensidad que siempre le pone Jacobo Copa y la rapidez de Fabrizio Ciocale. Seguía el Liceo sin llevar demasiado peligro a la portería de Xavi Bosch, con un rival ya completamente cerrado, incluso regalando bolas, sacándoselas de encima, demasiado pronto para utilizar esa táctica en A Coruña.

Porque lo normal es que el Liceo te castigue. Le costó un poco más de que le hubiese gustado e incluso tuvo algo de suerte en la jugada del empate en la que Fabrizio Ciocale remató y el portero visitante despejó hacia su propia portería. Pero una vez abierta la lata, incluso todavía en cuarta marcha, sin tener que meter la quinta, fueron cayendo uno tras otro. El segundo de Jacobo Copa, cazando una bola en el área y con un toque delicado y raso metiéndola para dentro. El tercero de Bruno Saavedra, chutazo marca de la casa. Y el cuarto, de Arnau Xaus de directa tra una azul a Iago Vázquez.

Paseo en la segunda parte

Tranquilidad absoluta al descanso, con ventaja en el marcador e incluso tiempo para probar ajustes nuevos en el ataque. Es más, Juan Copa seguía dando instrucciones en corrillos cuando los jugadores salieron a pista para disputar el segundo acto. Últimas instrucciones que surtieron efecto en un segundo tiempo que fue un paseo. 

Bruno Saavedra se encargó de iniciar la ofensiva con el quinto. Contra, disparo de media distancia y para adentro. Como a él le gusta. Y César Carballeira puso la puntilla con el sexto, casi una vaselina para superar al meta del Alpicat. Quedaban más de quince minutos pero el partido ya estaba listo para sentencia. Fue el momento para el debut del canterano Jaime Méndez,que después de entrar en varias convocatorias, nunca había podido disputar minutos y entró a pista justo en el momento que Jacobo Copa acabab de marcar el séptimo al culminar una rápida contra.

También el entrenador visitante movió el banquillo dando entrada al segundo portero y que también pudiera decir que ha jugado en el Palacio de los Deportes de Riazor, una de las pistas históricas del hockey. Encajó un gol nada más salir de Fabrizio Ciocale, pero aguantó el tipo en el resto. El Liceo se gustó, por un momento estuvo con cuatro coruñeses sobre la pista, Torres, Carballeira, Copa y Méndez, que rozó el gol que hubiese redondeado su estreno. 

Ya en los últimos coletazos, con los titulares del Liceo descansando en el banquillo (vienen por delante varias semanas con doblete, la próxima miércoles en Calafell y domingo en el Palacio contra el Noia), el Alpicat maquilló el resultado con dos acciones a bola parada, un penalti transformado por Jan Munné y una directa, por la décima falta local, que se la pidió Iago Vázquez, con beso a la grada donde familiares y amigos le estaban viendo (tiene orígenes gallegos, con madre de Vigo y padre de Ourense). Como colofón, Méndez tuvo el privilegio de lanzar una directa, aunque su tiro directo se fue demasiado alto.